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EL FÚTBOL DE JAMES RODRIGUEZ
POR:  RAÚL  PACHECO  
BLANCO.
 
Cada jugador de futbol tiene 
sus propias fortalezas y también sus debilidades. La fortaleza de Messi,
por ejemplo, está en el dominio del balón, en la destreza con que  se desplaza y dribla a uno y otro jugador para
entrar al área. Esa misma virtud la tenía Maradona. Son jugadores de área, con
la virtud suficiente para meterse por los resquicios más inverosímiles y seguir
con la pelota cocida al guayo, como si los jugadores contrarios no pudieran
adivinar el balanceo del cuerpo o el giro  del pie derecho o izquierdo. En tanto que
Ronaldo desde que toma el balón es pensando en el gol, sin que nada ni nadie lo
distraiga, bien sea conectando  un
cañonazo fuera del área, o cuando se levanta pasando la barrera de los dos
metros para cabecear una pelota junto al arco. Es letal. El Pibe Valderrama era
un pase gol extraordinario, pero no hacía goles. Los ponía. Y Neymar es un
peligro también latente. James en cambio practica un  futbol total. Tanto ataca como defiende y en
ambos casos lo hace igual de bien. El atraviesa todo el campo en esa doble
función. James tiene una pierna izquierda que desde cualquier ángulo  pone a temblar a los porteros. Así  que no entra en gambeta como Messi  hacia el área, sino que dispara con toda
contundencia desde lejos o de cerca, siempre con tiros bien dirigidos.  Es un goleador como lo demostró en la copa
mundo. Esto lo hace un jugador muy completo, además de tener un estado físico
admirable. Pero lo mejor de James no es tanto su labor de defensa o de ataque,
lo que más me gusta de él, son los pases que hace, la forma como entrega  la pelota, como si la tocara con guantes de
seda y la  coloca en un sitio impensable.
Ahí es un cirujano que sabe en dónde poner el estilete. O un torero cuando
clava el estoque en el morrillo. Si la gente más que todo se emociona  cuando se hace un gol, con el futbol de James
hay para celebrar cada vez que él toma la pelota, porque convierte todo lo que
toca en maravilla, con una solvencia, con un estilo y con un equilibrio total.
Cualquier pase de James es un postre. Y la tribuna goza con esas jugadas porque
viene  a alimentar el verdadero futbol,
el que tiene  suficientes recursos para
animar a la gente, sin limitarse solo a la alegría del gol. 
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
  
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