jueves, 29 de agosto de 2013

LA GENERACION DEL 91



POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

Para la generación de los expresidentes Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos resulta crucial la fecha de 1.991 porque en esa año se aprobó la  constitución con la cual ellos debían gobernar.  Luego esa sería la razón para  llamarlos asi: la generación del 91. Y si quisiéramos  tratar de definirlos,  diríamos que Gaviria es el estratega, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos los políticos, Alvaro Uribe el caudillo y Andrés Pastrana el trompo de poner. Decimos que Gaviria es el estratega, pues bajo su gobierno se quiso acabar  con  la guerrilla y para eso se ideó la reforma constitucional . Así que se creó todo un movimiento   con el fin de que  los grupos guerrilleros se sometieran a ese nuevo ordenamiento, pero desgraciadamente no contó con las Farc ni el ELN. Pero no cabe duda de haber sido  la gran estrategia para lograr el objetivo, además de ser la máxima aspiración de cualquier presidente que se respete : darle al país una nueva constitución o por lo menos una reforma. Y en ese sentido, Cesar Gaviria lo logró.  Ernesto Samper y Juan Manuel Santos  se han revelado como los grandes políticos ,  pues Samper no hizo otra cosa durante su gobierno, que defenderse de los cargos de haber recibido dineros de los narcotraficantes para su campaña política.  Y allí se defendió como gato patas arriba, comprando  a la comisión de acusaciones, como lo señala el hijo de Rodríguez Orejuela, repartiendo dinero a diestra y siniestra,  asegurando la lealtad de un gran escudero como Horacio Serpa, sin que éste le haya hecho reclamo alguno , ni le haya pasado cuenta de cobro por la hazaña. Toda la permanencia en la presidencia se redujo a estar maquinando jugadas para contrarrestar el fuego cerrado  de la oposición. Al mismo tiempo  logro el respaldo del ejército, de los grandes cacaos y sobre todo, de su partido, hasta  simular  condiciones de gobernabilidad, que  aunque precarias, sirvieron para  sostenerse  en el poder.  Y a su vez, Juan Manuel Santos ha hecho todo un trabajo de joyería al mantenerse fiel durante el mandato de Alvaro Uribe, sin que un gesto, una mirada, una palabra lo hubieran delatado  en sus intenciones.  Coronó como el más leal y decidido partidario de Uribe, hasta ser elegido. Y  partir de ahí, vino la destorcida.  Se necesita ser un gran político para idear y llevar adelante y sobre todo coronar una faena de este tipo, sin que ni siquiera el ojo zahorí de José Obdulio lo  descubriera, ni la intuición de su primo doble, Francisco Santos. Y ahora quiere hacerse reelegir, en base a jugadas , no en base a un gran gobierno, como  el póker de la paz. Alvaro Uribe  es el caudillo, indiscutido , dentro de su grupo político, en donde no se mueve una hoja sin su anuencia. Es el amo y señor de las ideas, los programas, las estrategias, las movidas. Sin él, no hay ni movimiento ni partido.  Y Andrés Pastrana es el trompo de poner, porque  todos los males que se encuentran se le achacan a él.  Que el pleito con Nicaragua se perdió por culpa suya, que la guerrilla se creció  por su ingenuidad, que su gobierno  ha sido el más malo de los últimos años.

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