lunes, 5 de agosto de 2013

BERLUSCONI



POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

 

Berlusconi es el outsider por excelencia, luego del desplome  de los partidos tradicionales italianos y, sobre todo, de la Democracia Cristiana. El entró en juego tan pronto se produce el fracaso de esos  partidos , en donde caen  figuras consagradas, como Andreotti  considerado como uno de los grandes políticos del siglo XX.  Y venía de la empresa privada en   donde llegó a monopolizar los medios de comunicación y a  convertirse en uno de los hombres más ricos de Italia. Por lo tanto, no era un hombre de ideas y de principios, sino un negociante. O mejor, un empresario, experto en comprar y vender . No venia ni del periodismo, ni de las escuelas cristianas, como los democratacristianos, ni de pequeños o grandes cargos de gobierno, ni de representación parlamentaria. Era pues, un auténtico outsider. Creó  su propio partido y su inclusión en la política italiana se fue dando con sus más y sus menos, llegando a fortalecerse a medida que pasaba el tiempo, contando con la complicidad  de un campo desierto en el sector de la derecha italiana, cuando no salieron al quite figuras nuevas,  que motivaran para un resurgimiento de la política.  Vinieron también los escándalos, tanto de orden económico como de faldas,   que lo pusieron en la picota pública y le hicieron bajar de nivel, al situarlo  como un político liviano, lleno de liviandades sexuales,. Su vida privada  se colocó en el primer plano de los periódicos y  su contacto con menores de edad, lo pusieron al borde de procesos penales.  Como podemos verlo, Berlusconi  ha trajinado por todos los frentes : el poder, la riqueza y el sexo.  Una trilogía por la cual se hace matar  la gente y que generalmente no viene con todo el paquete, pues quien es rico no tiene poder político  y muchas veces se vuelve un abstemio sexual por miedo a gastar, o generalmente el don Juan no contempla la posibilidad del poder, en fin. Berlusconi lo ha tenido todo. El poder económico por el lado de la empresa privada, pero también por la política, por el gobierno. Y el poder además, es un afrodisíaco para la mujer que ve allí su campo de acción para ir más allá del sexo y también ella disfrutar de las mieles del poder. Por eso la mujer siempre ha estado detrás  del trono.  Así que Berlusconi se ha realizado  en todo, menos en las virtudes negativas. Y se ha impuesto retos pesados, como el de enfrentar adolecentes  cuando ya el panal no está para dar mieles. Reto que no pudo superar el personaje de García Márquez en la novela de la vejez, Memorias de mis putas tristes.

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