lunes, 16 de enero de 2012

MANUEL FRAGA IRIBARNE.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Cuando uno lee la novela El Gato Pardo de Giussepe Tomasi de Lampedusa, queda admirado de la capacidad del viejo aristócrata de acomodarse a los nuevos tiempos en que la burguesía entraba a mandar y a imponer lo que Ortega y Gasset llamaría la rebelión del hombre masa. Es decir, el aplebeyamiento de las costumbres, la pérdida de las buenas maneras, el cambio de estilo.
Lo mismo le ocurrió a Manuel Fraga, en cuanto al cambio de época, quien viniendo de una época muy diferente como la franquista, habiendo sido el ministro de turismo de España durante la misma, asimiló el cambio que se estaba operando en la sociedad española con ocasión de la muerte del Caudillo y se avino a aceptar la democracia en su plenitud, aceptando de buena gana el giro del talante : pasar de un régimen autoritario, en donde la democracia era escondida en los rincones a uno ya dominado por la opinión pública, pluralista, en que los partidos empezaban a competir entre ellos para la conquista el poder en las urnas y no en una guerra civil,, como ocurrió en el caso de Francisco Franco.
Y se hizo elegir como constituyente para representar a su partido, la Alanza Popular, que se aprestaba precisamente, a bajarse del franquismo para entrar de lleno a la democracia. Y en la constituyente brilló por sus talentos y por su sabiduría, conviviendo con Carrillo, el jefe comunista come curas, con los socialistas como Peces Barba y, en fin, toda esa vario pinta de políticos que estaban ahí, para tomarse el poder y en ese momento, las instituciones, modelándolas a su estilo.

Y en ese plan, fundó el partido que actualmente está en el poder, el partido Popular, que en un principio fue la Alianza Popular, como ya decíamos y, que luego se puso el nombre definitivo de Partido Popular. Pero le ocurrió lo de Alvaro Gómez en Colombia : a Fraga nunca le perdonaron el hecho de haber participado en el gobierno de Franco y le cerraron el paso hacia la presidencia. De ahí que el partido Popular tuvo que echar mano de jefes más jóvenes, sin pasado, como Hernández Mancha en un principio y luego José María Aznar. Fraga no tuvo más remedio que replegarse a la provincia, a su natal Galicia, para ser presidente de la autonomía gallega y por cierto le iría muy bien, porque repitió tres veces el cargo, hasta que ya la vejez se le vino encima y empezó a restarle condiciones.
Si a Alvaro Gómez no lo dejaron ser presidente de Colombia por ser el hijo de Laureano Gómez, a Manuel Fraga Iribarne no lo dejaron ser presidente de España por haber sido ministro de Franco.
Ahora muere a los 89 años, en medio del reconocimiento de todas las corrientes ideológicas y políticas, que siempre vieron en él a un adversario algunos y otros a un jefe con las condiciones suficientes para actuar en la primera fila .

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