viernes, 16 de diciembre de 2011

AYER Y HOY. TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.
De la constituyente liberal salió elegido como jefe único Simón Gaviria, y ahora se considera como una renovación de la clase dirigente, como un relevo generacional. Simón Gaviria vendría a representar la insurgencia de las nuevas generaciones que no están contentas con sus predecesores y los quiere relevar, junto con su nueva carga de ideas, de conceptos, de creencias que se acerquen más a esta época de la globalización y de los post. ¿ Pero en realidad Simón Gaviria representa una insurgencia , una tendencia nueva, un corte de cuentas?. No, absolutamente no. En primer lugar la escogencia se debió a las transacciones a que se llega cuando fuerzas encontradas se compiten : hubo un enfrentamiento entre samperistas y gaviristas y, como siempre sucede, sacó partido el presidente Santos , que en este momento es el motor , el sujeto de la política. Ernesto Samper quería imponer a Horacio Serpa en la jefatura, pero con semejante padrino lo que hizo fue hundirlo. Lo quemó. Y como los gaviristas querían una dirección plural , más descentralizada, esto no les sonaba en lo más mínimo a los samperistas. Entonces vino la solución salomónica : jefatura única para complacer a los samperistas, pero en esa jefatura no estaría Horacio Serpa sino Simón Gaviria, complaciendo así a los gaviristas. Y de paso, el gavirismo de Simón se movía y mueve dentro del marco del santismo. Así que Simón Gaviria no es personero de las nuevas generaciones, ni de las nuevas ideas, sino representante de la misma clase política tradicional, ahora enrazada de “ gavisantismo”. Muy distinta esta situación a la vivida en los años cuarenta del siglo pasado, cuando el liberalismo ahí si sufrió la arremetida de dos grandes figuras jóvenes como lo fueron Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay. Esos si eran líderes. Y representaban una visión renovada de la política y sobre todo, independientes, pues ni Gaitán ni Turbay aceptaron las jefaturas naturales de López Pumarejo y Eduardo Santos. Se rebelaron contra ellas, cada quien a su manera, Gaitán desde la izquierda y Turbay desde la derecha. Y con eso cometieron un pecado mortal que no les perdonarían nunca y los dejarían abandonados a su propia suerte, es decir, hasta que liquidaran entre ellos. Al otro día de las elecciones, cuando triunfó Ospina Pérez , nunca le supo tan bueno el whisky a López y a Santos como ese día. Porque ahí si detenían un relevo generacional y eso no lo podían permitir . Gaitán no aceptaba sino sus ideas socialdemócratas, y Turbay las suyas y no tanto las ideas, sino su voluntad de mando. Turbay no se casó con la hija de López Pumarejo, precisamente para no deberle a López la presidencia. Ahora el joven Simón Gaviria es personero de Juan Manuel Santos , del santismo y como tiene el apellido Gaviria , hizo moñona, pero no representa a esas nuevas caras, a esas nuevas ideas, sino simplemente es delegado de unas fuerzas que no son las suyas , como sí lo fueron en su época el gaitanismo y el turbayismo. Algo va de ayer a hoy.

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