POR: RAUL PACHECO BLANCO
El libro de Enrique Gómez Hurtado sobre la muerte de su hermano Alvaro lleva a esta conclusión: no se ha hecho nada hasta el momento en el campo investigativo, porque las pistas que se siguieron eran todas falsas y precisamente llevadas para enredar la investigación y hacerla fracasar.
Tales pistas fueron sobre el grupo de Sincelejo, el de Bogotá y el Cazadores de Bucaramanga. Todos los sindicados recobraron su libertad y no se sacó nada en limpio.
De ahí que Enrique Gómez enderece las cosas hacia una hipótesis que no ha sido ensayada y que tiene que ver con la actuación de José Ignacio Londoño Zabala, como enlace de palacio con los narcotraficantes del Norte del valle. Y se basa en las declaraciones de Rasguño y de HH, quienes claramente lo sostienen de que el presidente Samper fue el instigador de ese crimen, por cuanto la oposición estaba creciendo y la caída del gobierno sería un hecho si no se hacía nada para detener ciertos hechos, como el de Gómez Hurtado, quien en su periódico El Siglo, produjo una serie de editoriales que iban directo al ojo de Filipo.
De ahí que Samper decidió plantearle a los narcotraficantes que se podía producir un golpe de estado dado por Alvaro Gómez y que lo primero que haría sería extraditarlos a todos . Eso fue suficiente para que se prendieran las alarmas y los carteles se unieran para sacar del juego a Gómez Hurtado.
De otra parte, también deja muy mal parado a Alfonso Gómez Méndez, a quien acusa de haber sido elegido en la Procuraduría con el aporte de dineros del narcotráfico.
Se trata pues, de un libro esencialmente polémico y que pone el dedo en la llaga.
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