domingo, 2 de mayo de 2010

MOCKUS EL FILOSOFO REAL - FANTASTICO:

POR: RAUL PACHECO BLANCO:

Mockus rompe la tradición de los aspirantes a la presidencia de la república. Si hiciéramos un análisis hacia atrás, encontraríamos que en el siglo XX todos, o casi todos, han sido políticos de profesión. Solo el golpe de estado de Rojas Pinilla, interrumpe esa tradición, pues un general es quien entra al gobierno . O como se dice en los términos de ahora, un out sider. O los generales de la junta militar de gobierno. Pero pare de contar. En tanto que Mockus es un aporte de la academia. De allí salió para la alcaldía y luego hacia una primera candidatura presidencial . Pero no ha dejado de ser un académico. Se expresa con mesura, nunca engola la voz porque no tiene nada de vibrato, buscando claridad aunque no lo logre del todo, pero siempre con un espíritu cartesiano, acomodado al trópico , desde luego, para jugar con símbolos que ha escogido para hacerse notar, como cuando mostró las nalgas, o se montó en un elefante en su boda, o cuando le lanzó un vaso de agua a Serpa Uribe. En la alcaldía de Bogotá se comportó como un educador. Y a fe que lo logró, porque a partir de ahí la gente como se despertó y se creó una conciencia cívica que no existía. Con sus mimos y con sus partes pedagógicos y con toda esa parafernalia que él maneja, a veces extravagante, pero siempre llevada de un hilo conductor bastante racional. Pues la tirada del vaso de agua a Serpa, en medio de todo, era un símbolo para evitar las armas o la trompada callejera. Eso por una parte. Es decir, su extracción académica . Y por otra, como expresión de las corrientes inmigratorias, que no han sido mayores pero que se han formado en el país, como las de los sirio libaneses que hicieron un aporte con Gabriel Turbay y Julio Cesar Turbay. . Ahora es la Lituana, como expresión de un país norte europeo del cual poco conocemos, pero de donde nos vino Antanas. Así pues, con la presidencia de Mockus, se vendría a producir un doble rompimiento : el de las familias tradicionales y el de los políticos profesionales. Nada de Santos, Gómez, Lleras, López.
Y en este momento, implica un mayor rompimiento, porque entraría a desbaratar todo un andamiaje de poder, construido durante los ochos años de la presidencia de Alvaro Uribe, que significó la pacificación y la paisificación del país, pero que deja latentes conflictos muy delicados, como las relaciones internacionales , sobre todo con nuestros vecinos venezolanos y ecuatorianos. Otro estilo que vendría a cambiar, sería el de la estructura de mando , tan vertical ahora con Uribe en la cúspide , pues pasaría a un manejo más horizontal. Esto le daría cabida a un gabinete muy superior al que nos tiene acostumbrados el presidente Uribe, buscando una descentralización del poder, pues Mockus no tiene el ánimus imperandi de Uribe. Además de buscar el equilibrio roto entre los distintos órganos del poder publico. Esta presidencia vendría a ser pues, la de una multitud de rompimientos con el pasado. Pero a su vez, se retoma la tradición humanística de presidentes como Marco Fidel Suárez, José Vicente Concha y Miguel Antonio Caro.

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