POR: RAUL PACHECO BLANCO:
La novela de Muriel Barbery, La Elegancia del Erizo, se nos iba yendo de las manos recién empezamos a leerla. Quisimos abandonar su lectura , porque ya no daba màs y no se justificaba tanta popularidad y tantas ediciones en el mercado, para lo poco que estábamos leyendo. Pero cuando uno empieza un libro lo debe leer hasta el final, para no condenarlo antes de oírlo y vencerlo en juicio.
La novela es muy irregular, muy abierta, pues la trama de la misma se desdibuja y solo al final aparecen màs de bulto los personajes, pero con aciertos en determinados capítulos, como el 14 , Una existencia sin duración, que trae unas consideraciones que valen la pena tener en cuenta. Por ejemplo, dice asi : ¡ El deseo,! , nos empuja y nos crucifica , llevándonos cada dia al campo de batalla donde, la víspera , fuimos derrotados, pero que, al alba, de nuevo se nos antoja terreno de conquistas ; nos hace construir , aunque hayamos de morir mañana , imperios abocados a convertirse en polvo, como si el conocimiento que de su caída próxima tenemos n o altera en nada la sed de edificarlos ahora ; nos insufla el recurso de seguir queriendo lo que no podemos poseer y, al llegar la aurora , nos arroja sobre la hierba cubierta de cadáveres , proporcionàndonos hasta la hora de nuestra muerte proyectos al instante cumplidos y que al instante se renuevan”. ( pag 236, Seix Barral, 2010 ).
La novela se salva por el humor que se manifiesta en la crìtica de los hábitos y costumbres de la pequeña burguesía, aprovechándose de situaciones embarazosas, en el dia a dia.
Ahora, el estilo narrativo es muy singular, a tal punto que abre caminos que no estaban explorados y hace con ello un aporte a la novela del siglo XXI.
Sin embargo, no es una novela consistente, de envergadura, pues se trata màs bien de un divertimento , aprovechando el bagaje cultural de la novelista, para trivializar sobre determinadas obras de la literatura , del arte y de la filosofía. El centro de la novela es una portera, Renèe , que sufre las consecuencias de su baja extracción social, pero que tiene el soporte cultural suficiente como para intercambiar ideas y de pronto saltar de clase social.
Es amena a ratos, pero no tiene la contundencia de las obras que perduran y de ahí que sirva para pasar el rato., como son la mayoría de los best sellers.
domingo, 2 de mayo de 2010
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