viernes, 21 de mayo de 2010

OTOÑO EN SANTIAGO



POR RAUL PACHECO BLANCO

Estábamos a cinco horas de vuelo a Santiago. El avión un airbus de tres hileras de asientos, demasiado estrechos para el trayecto. Para pasar a bordo quisieron hacerlo tan bien que terminaron armando la grande, porque varios pasajeros aparecieron con el mismo número de asiento. Los pasajeros chilenos resultaron perjudicados y no se cansaban de desbarrar contra Avianca. Luego vino la estabilización y el vuelo se cumplió sin contratiempos. Andando el tiempo vino una zona de turbulencias que agitó el avión. pero en ningún momento fue capaz de acallar el diálogo tan animado del grupo de chilenos que se encontraron casualmente en el El Dorado. A las doce de la noche sirvieron la cena y luego del sueño de la mayoría de la gente que no iban viendo películas o el reporte del vuelo con su kilometraje y su ubicación en el mapa. La llegada a las cinco y quince de la mañana, tal como lo habían señalado en El Dorado al momento de salir. En Santiago hacía un frío de todos los demonios. Lo primero que llama la atención es que la ciudad no da muestra alguna de que hubiera ocurrido un terremoto como el que tuvieron que soportar. Todo estaba en pie, hasta los más altos edificios como el Titanium de cincuenta y cuatro pisos que se mantenía intacto. Lo mismo que los grandes edificios de apartamentos y las casas. Se probó que Santiago es una ciudad antisísmica. El otoño le daba un encanto especial, parecido al de las señoras que han llegado a la edad media, pero que conservan el encanto de la juventud, ahora enriquecido con una piel más suave que aquella bien templada de las manzanas, para adquirir la piel del durazno. Lo mismo los árboles que se llenan de un color amarillo algunos, mientras que otros ya van en el ocre, formando un colorido múltiple junto con el verde de los que se mantienen intactos en el cambio de estación. El orden de la ciudad es proverbial , lo mismo que el aseo . El tipo racial es variado , pues así como aparece el mestizo bastante moreno y de baja estatura, también el alto blanco, de tipo europeo. Para muchos, Santiago de Chile es una de las bellas ciudades del mundo. Antes y después del terremoto. Y con un item más, se siente uno como en su propia tierra.

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