viernes, 1 de agosto de 2008

LA MUERTE DE LA IRONIA

POR: RAUL PACHECO BLANCO

Escribía Juan Gabriel Vásquez un artículo sobre la “muerte de la ironía”; en el Espectador. (25-VII-08), trayendo a cuento el caso de Mauricio Pombo, quien en El Tiempo hablaba sobre la “farsa del domingo”, para referirse a la manifestación del 20 de Julio, en los peores epítetos como que el imperialismo y la oligarquía colombiana habían manipulado la manifestación, que los colombianos se veían ridículos vestidos de blanco ese días y cosas por el estilo.
Es decir, se exageraba en tal forma que iba contra la realidad de las cosas cuando la gente salió a la calle porque le dio la gana.
Y luego agrega textualmente Gabriel Vásquez: “ Al parecer no solo varios lectores creyeron que Pombo hablaba en serio, sino que algunos escribieron airados cartas de protesta contra la columna, el columnista y el periódico”. No les sirvió de pista ni siquiera la última frase de la columna: Nota: Escrito por encargo de Anacol, es decir , el blog de la guerrilla.
Y mucha gente mordió el anzuelo.
Vásquez termina su artículo señalando: “ Me dirán que exagero, pero cuando uno piensa en los otros ámbitos de la vida donde la ironía no tiene cabida, se encuentra con ejemplos más bien inquietantes: la iglesia o las dictaduras. Ni en la una ni en la otra se permite el humor; en ambas se tiene una interpretación literal de las cosas. Una sociedad que no percibe una ironía tan flagrante como la de Pombo, es una sociedad que ha comenzado volverse ciega, a ver solo lo que quiere ver, a dejar de cuestionar lo visto y lo leído. Es una sociedad que ha comenzado a pensar en blanco y negro. Es una sociedad en regresión."
Pues esto me ha pasado a mi con muchos artículos sobre los cuales me han llegado cartas y hasta obsequios, por aplaudir o censurar lo que no dije.
Cuando una cosa es demasiado obvia se puede ironizar sobre ella porque su mismo peso lo permite.
Además, la ironía misma tiene sus puntos de apoyo que fácilmente se detectan. Si se trata de personajes comarcanos es tan obvio que se imponga el de mayor ascendencia, el de mayor figuración, el más conocido, así se diga lo contrario literalmente.
Y como lo dice el mismo Vásquez, resulta tan triste explicar un chiste, que es mejor pasar así.
Lo que no tiene duda es que la ironía ha muerto. Paz en su tumba.
Se acabaron los matices, solo queda lo plano, lo textual, lo molido.

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