Por: RAUL PACHECO BLANCO.
El liberalismo ha tenido una gran capacidad de “absorción “. En el siglo XIX absorbió a los artesanos y se creó el grupo de los draconianos, quienes se hicieron fuertes con el general Obando y luego con el general Melo. Los jesuitas intentaron acercarlos a los conservadores, pero éstos se negaron a recibirlos, Ante esa negativa, terminaron en el liberalismo como el ala de izquierda del mismo. Ya en el siglo XX el socialismo llegó a prender de tal forma, que se convirtió en el partido mayoritario, pero nuevamente el liberalismo vino a absorberlo Y López Pumarejo se encargó luego de encauzar todas esas fuerzas nuevas de carácter socialista , hasta absorberlas, quitándole así el aliento revolucionario que tenían para convertirlas en reformismo. Visto desde éste ángulo, el liberalismo ha detenido las experiencias de cambio radical, domesticando las propuestas,, a tal punto, que se ha convertido en la gran fuerza conservadora que hoy mantiene a Colombia a la derecha, cuando el resto de Latinoamérica, con escasas excepciones, se va hacia la izquierda. Y se produce ese cambio tan marcado que se está experimentando, con la quiebra de los partidos tradicionales y la aparición de outsiders( Mainwaring, Bejarano, Pizarro, “La crisis de la representación Democrática”, Norma 2.008 ), que demuestra la gran penetración democrática que se ha vivido, donde indígenas, obreros, gentes de estratos bajos, llegan al poder por la vía electoral, desplazando a una clase dirigente que en los siglos anteriores venía de las clases altas y medias. Aquí el Polo Democrático ha surgido como la nueva fuerza de izquierda, limitada si, por dos grandes enemigos: la guerrilla y ahora, el liberalismo. Precisamente el liberalismo, con su capacidad de absorción tradicional ha empezado a tallarle al desmonte del Polo Democrático. Por una parte César Gaviria atrae a Lucho Garzón hacia el liberalismo, con el señuelo de una coalición y lo tiene a tiro de rovirense y, por la otra, Piedad Córdoba está empeñada en llevarse para el liberalismo a Carlos Gaviria y a Petro, cuando todo pintaba para que aquella terminara en el Polo, dadas las divergencias y casi la expulsión del liberalismo por sus andanzas chavistas.
Así que el liberalismo quiere barrer hacia adentro, como decía un político veleño.
Tal como van las cosas, el Polo Democrático tenderá a desaparecer, si no se sacude, por la acción de la guerrilla, el gran escollo que no lo deja avanzar como fuerza electoral, y por la voluntad del liberalismo, que como decía López Michelsen, quiere montar en la grupa de su caballo a la moza garrida del Polo Democrático, que está en una adolescencia provocadora.
viernes, 22 de agosto de 2008
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