Por Raul Pacheco Blanco.
El conservatismo no tiene otra salida que la jefatura de Andrés Pastrana, Un partido tan jerarquizado como lo ha sido y sobre todo con una tendencia monárquica dentro de sus costumbres, no ha podido hasta ahora cuajar otra alternativa que pueda hacerle frente a una jefatura eventual del expresidentes El “ hecho presidencial” prácticamente es fundante, adquiere tal nivel de autoridad que se convierte en la amalgama necesaria para unir y fortalecer una fuerza política en países como el nuestro de raigambre presidencialista Ese mismo papel lo desempeñó su padre, no obstante haber encontrado un contrahombre que le hacía sombra, como era el caso de Alvaro Gómez Hurtado.
Ahora Andrés no tiene ese contra-hombre, pues no lo ha producido, no obstante haber asomado nuevas caras como es el caso de Carlos Holguin, Alfredo Ramos, Fernando Londoño, Nohemi Sanín y el mismo Valencia Cossio. El conservatismo no produce la variedad de dirigentes que produce el liberalismo, porque tiene menos matices que éste, y esos matices son los que han enriquecido tanto la doctrina, como el numero de sus adherentes y el arraigo de sus dirigentes. Actualmente el conservatismo se encuentra sin brújula, al vaivén de las circunstancias, uncido a una tarea de colaboración, que si bien puede ser patriótica, le quita esa individualidad de partido.La única persona que le puede dar de nuevo identidad y convocarlo como fuerza independiente, es el expresidente Pastrana. El lo aglutina y lo puede orientar porque la coyuntura de Uribe no irá a alumbrar permanentemente el camino de partido.
Pero asi como puede desempeñar un papel importante en la logística de recuperación y adelantamiento de una politica con alguna perspectiva electoral, no puede caer en la tentación de una nueva candidatura presidencial. Entre los últimos expresidentes, él es quien menos acogida tiene a nivel nacional, hecho reiterado a través de diferentes encuestas de opinión, lo que limita ese radio de acción que puede estar despejado para otras figuras. Aquí jugaría un papel importante como jefe del partido, para lo cual cuenta con una aceptación casi unánime, pero no así como carta a jugar en las elecciones presidenciales Existe una fórmula que ha abierto muchas puertas y despejado muchos panoramas en diversas épocas de la politica nacional y es el reparto que se hace entre la jefatura de un partido y la candidatura presidencial Aquí podría pactarse esa llave maestra que abriría muchas esperanzas: la jefatura de Pastrana como base y la escogencia concertada de un candidato presidencial. Esto hablando en la hipótesis de que Alvaro Uribe no se lance nuevamente, porque en esta circunstancia ya no tendría vigencia dado el arraigo del presidente dentro del conservatismo, que ha visto en él al nuevo Nuñez que le abra el camino del poder.
viernes, 15 de agosto de 2008
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