Por. RAUL PACHECO BLANCO.
Dentro de la iglesia católica conviven varias iglesias, de acuerdo con el modelo elaborado para cada una de las grandes épocas en que se divide la historia de la humanidad: la antigua, la medieval, la moderna y la postmoderna .
La moderna se expresa en dos alas casi irreconciliables: la liberal o ilustrada y la marxista.
La Iglesia Antigua.
La primera se alimenta de Jesús, de su ejemplo de vida más que de un cuerpo de doctrina, de los apóstoles y sus costumbres austeras, conviventes y humildes.
Se nutre luego de los evangelios para elaborar un modelo de esa iglesia primitiva, fundadora y pionera.
La Iglesia Medieval.
La iglesia medieval viene luego a mundanizarse hasta cierto punto, cuando se incorpora como parte instrumental de ese imperio que antes la acosaba y perseguía. Se le da una estructura burocrática, se crea el papado y se organiza de tal forma, que logra expandirse por el mundo y se integra en los ejes de poder. Se convierte en una fuerza con poder tanto espiritual, como material.
Se llena de doctrinas, crea dogmas, globaliza la religión, establece la inquisición desatando una persecución parecida a la que sufrieron los primeros cristianos, pero más refinada.
Se ha operado la transición de una época de cristianismo esencial, elemental, a uno lleno de pompas y vanidades, inflada de poder y sobre todo, de soberbia.
Cada una de ellas va dejando su huella y se producen tradiciones encontradas.
Es tal la fuerza de la iglesia en esa época medieval, que parece constituirse en la verdadera imagen de la iglesia católica.
La religión entra en todos los ámbitos del mundo de la vida: en el individuo, en la familia, en las costumbres, en el estado.
La Iglesia Ilustrada.
De ahí que venga la reacción por una parte de Lutero, en cuanto a la licencia de las costumbres del papado, de las concepciones renacentistas y, sobre todo, por la Ilustración que crea un gran mito, que si bien es cierto fue un innegable aporte en su época, vino a convertirse en un lastre al tratar de ir más allá de sus límites y posibilidades: la razón.
Se abren unas grandes posibilidades al mejoramiento de la calidad de la vida, olvidando la teología para darle curso e impulso a la ciencia.
Ya estamos en la modernidad que desacraliza el papel de la iglesia y lo reduce al ámbito privado, creando un estado laico, como consecuencia de las doctrinas liberales de la libertad de pensamiento y de un humanismo radical.
Esa influencia se nota en la creación de una auténtica iglesia ilustrada, que echa al suelo concepciones consideradas obsoletas, como la divinidad de Jesús, la virginidad de María, el infierno y todo aquello que pueda ser entendido por la razón, porque trasciende el ámbito de lo humano , de lo puramente humano.
Una modernidad en donde “todo lo sólido se desvanece en el aire”, según el titulo de la obra de Marshall Berman ( Siglo XXI, l.998 , o como dice Habermas en “ que la razón había de hacerse cargo de la función socio-integradora ejercida antes por la razón” ( El Discurso Filosófico de la Modernidad, Taurus, l.993, pag 44l ).
La modernidad no solamente manda al cuarto de san Alejo a la iglesia, sino que la persigue en un principio y se desata una lucha feroz contra el clero, ya cuando recibe el aliento de la revolución francesa, cuyas ideas se irán a expandir por todo el mundo hasta lograr un equilibrio cuando las dos potestades deciden convivir.
La Iglesia Marxista.
Pero la modernidad no se queda solamente en el liberalismo, sino que aparece el marxismo para penetrar el pensamiento social y económico, bastante vulnerable en la iglesia.
Con base en ese esquema creado por la iglesia ilustrada, se construye una nueva estructura con puntadas marxistas, que son recogidas por la teología de la liberación, que si bien fue bastante fuerte a través del clero secular, los sacerdotes obreros, los obispos brasileños, pasó la ola, pero se quedó la semilla que ha venido penetrando a una iglesia marxista, al considerar la economía como el motor de la historia y el factor determinante en las relaciones humanas, tratando de aislar el marxismo del stalinismo, para rescatar la teoría económica y social de la impregnación del totalitarismo de estado, que hizo crisis tanto en el comunismo, como en el fascismo.
Esos dos discursos, el ilustrado y el marxista han construido una teoría compacta que trata de incorporar esos dos pensamientos en el bagaje de la iglesia, desechando sus lastres y dejando aquello que puede producir efectos hacia el futuro.
La Iglesia Postmoderna.
Y al agotarse la modernidad, de acuerdo con los filósofos franceses, alemanes e italianos, aparece una nueva época, la postmoderna, que le da juego de nuevo a las religiones al imponerse un paradigma espiritual, sin que eso implique un retorno a la Edad Media, imponiéndose además un criterio ecléctico que no se casa con un solo discurso, como la iglesia antigua, la medieval y la moderna, sino tomando elementos de esas iglesias que hoy conviven dentro de una hipotética unidad de doctrina con la cual comulga la jerarquía católica.
Es el ámbito de la iglesia post-moderna.
domingo, 3 de agosto de 2008
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