viernes, 24 de agosto de 2012

UN DEBATE SOBRE JOYCE.

POR: RAUL PACHECO BLANCO. Paulo Coelho se ha atrevido a decir algo que pesa demasiado y sobre todo que tiene muchas consecuencias : “ El Ulises de Joyce es puro estilo. No hay nada ahí. Si disecas Ulises, verás que es solo un twet.” Para muchos esto es una blasfemia, sobre todo para los escritores especializados que lo han endiosado y no lo bajan del altar. Pero para otros vale la pena tener en cuenta lo dicho por el rey del esoterismo. En realidad Ulises es un libro de muy difícil digestión. Para llegar a él hay que abordarlo por los costados : írsele metiendo poco a poco, investigar por aquí y por allá para saber qué fue lo que quiso decir Joyce. Hay necesidad pues, de abordarlo desde la crítica porque si se le entra sin mayor información, queda uno perplejo. Por lo menos a mi me ha ocurrido esto. Yo le leído ya tres veces y ciertamente no me encuentro todavía en terreno conocido, siempre salgo con la misma sensación de vacío, de desconocimiento y de invalidez desde luego. Porque aquello de que es una de las joyas de la literatura mundial de todos lo tiempos, pesa mucho, o mejor, demasiado. Para tratar de legar a él hay que acercarse a la Odisea de Homero y allí ir buscando analogías. Lo que si se encuentra uno es con el deseo de hacer algo completamente original, fuera de molde. Pero como dice Coelho desde la técnica o desde el estilo. Las metáforas, las frases se desbordan ellas mismas, pues se salen de su propio contenido. Ya no existe la sabiduría de Shakespeare ni el afán de perfección del estilo de García Márquez, sino el deslumbramiento de lo puramente original: el sonido, la composición, la forma. Entre lo poco que va comprendiendo está la fobia a los jesuitas que se manifiesta desde la primera página y su nacionalismo irlandés, con cierta devoción hacia el padre de la patria o el gran mentor de la independencia de Irlanda del Sur. Pero todo aquello de que la trama se desarrolla en un solo día, de que allí se crea el monologo interior y cosas por el estilo, es algo que le llegan a uno desde fuera. Por cierto que Joyce no fue el primero que introdujo el monologo interior. Ya Dostowiesky se había metido en ese discurso y el mismo Shakespeare también con los soliloquios de sus personajes, como Hamlet. En cuanto a que solo sea un twet si se le va la mano a Coelho, porque la belleza de la forma es muy sostenida y es respaldada además, por otras obras. Porque Joyce no es solamente Ulises. Hay que morder el resto de sus obras. Yo con humildad voy a empezar la cuarta lectura de la novela, para ver, ahora sí, si me encuentro no solamente con su mensaje, sino que me sienta en terreno propio y alcance al fin, con la certidumbre de que lo he descubierto. En lo que si no puede estar de acuerdo es con tanto insulto de parte de sus colegas escritores para con el maestro del esoterismo, pues de idiota lo trata Juan Carlos Botero. Y para Juan Gabriel Vásquez solo pronuncia frases como para vender camperos ( El Espectador , 17-VIII-012). Y que conste que no he leído un solo libro de Coelho y ni siquiera un solo articulo, cuando leo todas las demás columnas que aparecen en los diarios al lado de la suya.

No hay comentarios: