viernes, 3 de agosto de 2012

LA TERCERA GENERACION DE LOS GOMEZ.

POR: RAUL PACHECO BLANCO. La primera generación fue la de Laureano y Pepe El primero un político hecho para la oposición. Formado para eso por los jesuitas, pero con un enfoque de lucha contra los enemigos de la Iglesia. Al llegar al gobierno se enfrentó con el liberalismo, ganándose un odio que todavía se percibe y que no permite a los Gómez que los elijan para algo, ni siquiera para la administración del edificio en que vivan, como gráficamente lo señala el representante de la tercera generación de Gómez, Miguel, hijo de Enrique. Laureano desaprovechó la oportunidad de haberse inspirado en las pautas de gobierno que ensayaba Europa, con las políticas de Adenauer en Alemania y De Gasperi en Italia y que vino a consolidar a Europa, con su estado de bienestar, por estar denunciando a un comunismo que estaba muy lejos de incubarse en Colombia y arreciar la violencia. Y con ésta, liquidó al conservatismo. El segundo, Pepe, fue un notable caricaturista, seguido muy de cerca por los medios de comunicación de la época. La segunda generación estuvo representada por Álvaro y Enrique. Álvaro fue la figura y el gran ideólogo de una época brillante para el conservatismo. Su gran formación, su cultura, le sirvió para penetrar en muchos sectores hasta convertirse en un personaje nacional con gran aceptación, a tal punto, que pudo darse el lujo de crear un movimiento nacional para lanzarse a la Constituyente del 91, porque las puertas del conservatismo estaban cerradas. Su influencia intelectual era tal, que aún sobreviven muchas de sus ideas, de sus frases y conceptos , como aquella del acuerdo para lo fundamental, que utiliza cualquier político que quiere darse ínfulas de seriedad. Y no fue presidente, por la satanización de su apellido, dada la beligerancia de Laureano. Pero se le da trato de expresidente. A él se le sacrificó porque resultaba incómodo para el gobierno de Samper y los narcotraficantes concretaron esa incomodidad manifestada por el presidente . Su hermano Enrique tomó las banderas, pero sin el bagaje intelectual y sin el carisma y aceptación de su hermano, el alvarismo desapareció de la escena política. Por eso a la tercera generación de Gómez, como la de Miguel, lo tomó fuera de base, matriculado en un partido político que hoy disputa su paternidad. Y le propone al país una asamblea constitucional para reformar la justicia, crear las regiones, que ya están creadas y , prohibir la relección del actual presidente. Si bien es cierto el país requiere de una constituyente y de reformas, como la de quitarle al Congreso la capacidad para reformar la constitución, el proyecto de Miguel Gómez se ve como una simple estrategia para cobrarle al presidente Santos la traición, como su abuelo Laureano le cobró caro la traición de López Pumarejo, al nombrar como canciller a Enrique Olaya Herrera, proyectándolo como candidato presidencial ,, para un turno que debía ser para Laureano, según los acuerdos realizados entre ellos. Eso no se lo perdonó nunca y de ahí que apelara a la violencia. Ahora su nieto quema sus cartuchos para sancionar al presidente y prestarle un servicio al expresidente Uribe, a quien ve en política como algo parecido a Laureano, su abuelo.

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