viernes, 9 de marzo de 2012

CUANDO ESTABAMOS CONVENCIDOS.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Cuando estábamos convencidos que el combate a muerte entre uribismo y antiuribismo estaba cerrado, se nos vino encima el tifón de la nulidad de la elección de la señora Fiscal. Y se prendió de nuevo la mecha : el uribismo se alineó para cobrar la victoria de la justicia, del estado de derecho, en donde sí importa la letra de la ley y sobre todo el procedimiento, que es la arteria de la democracia circulando por el organismo del derecho. Se echaron las campanas al vuelo y se dejó muy en claro la desvergüenza de la Fiscal de subirse a la tarima de la farsa acompañado de su esposo, el mercenario Lucio que se vende al mejor postor, bien sea la guerrilla, el paramilitarismo o el narcotráfico. Se alabó la intervención del estudiante de derecho que hizo posible el fallo, resaltando su preparación y su eficacia. El equipo uribista como que se consolidó, se sintió más sólido que nunca, no obstante haber dado la impresión de que estaba en liquidación por la presencia del santismo dentro del partido de la U y del movimiento de unidad nacional que es el que soporta el gabinete. Pero del lado anti-uribista, el panorama era diferente . Se alborotó el cotarro. Se le echó la culpa del fallo al magistrado Velilla, quien había sido ternado para la Fiscalía por el uribismo y había fracasado en su intento. Se tachó el fallo de santanderista por haber interpretado tan literalmente la ley, en lugar de haber modulado el fallo y considerar que para el país era más importante la permanencia de la Fiscal en el cargo, que la declaratoria de nulidad, por un pinche reglamento y una diferencia escasa de votos en su elección. Al antirubismo se le olvidó el cuento de Alonso Lucio, consideró que ahora era un virtuoso pastor de la iglesia protestante y no el elemento difícil que en otras épocas se desdibujó ante la opinión pública. La nevada cabeza del exguerrillero brillaba por encima de todos los micrófonos y era visto como el triunfo del amor sobre las demás glorias vanas de la vida. Para el antirubismo la demanda había sido elaborada por Iván Cancino y la Universidad Republicana donde estudiaba el demandante, y no por un tardío estudiante de derecho. El Consejo de Estado quedó más o menos a la altura del betún , penetrado por las fuerzas del uribismo que se habían adueñado de sus almenas de la noche a la mañana. Además, exigía que en la nueva terna debía figurar la doctora Morales y en lo posible volverla a nombrar, cosa que en el maquiavelismo del presidente Santos podría caber.

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