jueves, 9 de junio de 2011

EL LIDERAZGO.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Si en un partido las masas son importantes, lo es más el líder. De ahí que la democracia se ha convertido en una simple cortina de humo para tapar el sol con las manos. Se dice que el pueblo es soberano , pero entremos a examinar ese cuento y veremos que a la vuelta de la esquina se nos diluye, se nos va esa soberanía. Aquí bajo el aire de la constitución del 9l se le dio vida a la democracia participativa. ¿ Pero qué hemos visto?. La revocatoria del mandato no ha funcionado, los referendos no han prosperado por falta de plata y si se realizan, su participación. Es muy escasa. Dígalo sino, la consulta de partido. Es lo más lánguido hasta ahora. Y son muy pocas las que se realizan.. Volvamos al principio. Si las masas son importantes, hay partidos que no funcionan sin líder. Por ejemplo : el partido verde se halla en una trabazón de la madona, porque tiene una dirección colegiada y no un líder. Esa dirección colegiada encuentra en los mismos componentes una diversidad de criterios que no permiten la orientación única de su partido. Las masas están ahí y se han manifestado, pero
ante semejante lucha de la relación “ primus inter pares” , queda a la deriva la suerte del partido Verde. En cambio el líder es el impulsor de las políticas, el que prende el entusiasmo y el fervor por las ideas que se tienen, e impone rumbos ciertos. Generalmente tiene carisma y se impone por su capacidad de subyugación.. Mockus no tiene ese carisma y de ahí que le fue tan mal en su campaña por la presidencia. Ahora, la cuestión del carisma es algo tan inasible, que muchas veces se esconde y no se manifiesta. Pero poco a poco se va manifestando. Mientras quienes no tienen carisma ni en acto ni en potencia, como dirían los escolásticos, no deviene en nada. Hay un caso patético ahora con la elección de Rubalcaba , el ministro español de Rodríguez Zapatero, que si se mira al rompe, nada tan desmañado como él y nada tan alejado del carisma como él. No se rasura la barba, tratando de imitar a los actores de cine que consideran más sexi una barba de pocos días, a la afeitada común y corriente. Es desaliñado al vestir y no tiene una buena apariencia : no tiene talante de jefe. Sin embargo, quienes lo hemos visto actuando en las Cortes españolas el hombre tiene tal confianza en sí mismo, tanta seguridad, que afirma su personalidad. Puede que más adelante se manifieste. Además el señor Rajoy, su contrincante del partido Popular, tiene menos carisma, presenta un rostro agrio, construido de pedrada que no irradia simpatía por ninguna parte. Sin embargo puede llegar a ser un gran gobernante. Pero falta verlo. En todo caso, los partidos españoles se basan en el liderazgo. Sin él, un partido político no adquiere cohesión , ni unidad de acción, ni ideología, y termina como dicen los beisbolistas, en un batazo muy corto que llega al guante del schor stop y para fuera. O como dicen los narradores deportivos costeños : en un flaicito corto al center y ¡ out ¡

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