jueves, 30 de diciembre de 2010

LAS COSTURAS DE LA HISTORIA.


















POR: RAUL PACHECO BLANCO.

La historia se hace a base de maquillaje, de cinismo, de fantasía, de falsedades. Por eso Maturana ha dicho que los hechos no existen, solo existen interpretaciones. Y a medida que uno se acerca a determinados hechos históricos se va encontrando con que no existe una verdadera realidad. Que ese acercamiento a esa realidad, casi resulta imposible. Por ese lado está también Stefen Hanking, quien en su último libro EL Gran Diseño, analiza la realidad como algo mercurial, que se escapa a una sola interpretación. Que inclusive las leyes establecidas por la física clásica ya no tienen relevancia, que se ha superado el legado de Newton y que la física cuántica es la que nos viene a explicar la verdadera realidad. Pero bajándole un poco el tono a la cosa, nos sirve para darnos cuenta que los hechos que rodearon la segunda reelección del presidente Uribe, no tuvieron esa discreta elegancia que nos presentaban las imágenes de la televisión y de los periódicos, en que aparecía un Presidente dedicado a lo suyo, sin pararle bolas a lo que estaba ocurriendo con relación a su reelección. Daba la impresión, de que era cosa que manejaban otros, que el Presidente se mantenía alejado y que solo dejaba que el clamor popular y sus segundos hicieran la tarea del trabajo sucio, sin que él se untara las manos. Pero estábamos equivocados. La lectura de las memorias de Yidis Medina nos muestran las costuras de lo que ocurrió en toda su crudeza. La bajada de los calzones de Yidis para orinar en una matera, mientras se tejía el hilo de la historia, dejaba como muy sin calzones a la pobre historia. Y luego la arrodillada del presidente Uribe, con toda la majestad de su investidura, allí en el baño de Palacio para rogarle a Yidis que de por Dios salvara la patria, daba como para que Yidis hubiera tirado el agua del inodoro y se hubiera retirado de allí. Aquello olía mal. Desgraciadamente ese mal olor no le llegó a Yidis sino ya tarde, cuando nada había qué hacer. Ese pobre Teodolindo, en una situación medrosa, vendiendo una Notaria y ¿que se regateara su precio como si se tratara de la compra de unos novillos gordos, todo eso para vender las instituciones?. No mijita, como le decía Teodolindo a Yidis: “ Yo voy un ratico, me siento un rato y luego me voy. Voy a estar en mi oficina con el ministro de Protección Social tomándonos unos whisquisitos”. Y con ese solo ratico se ganaba seiscientos millones y con la rebaja, cuatrocientos cincuenta. Mas los whisquisitos. Pobre partido conservador. Hasta donde lo llevaron. Y todo para quitarle a Horacio Serpa la dirección del Sena, la del Seguro Social, la de la Red de Solidaridad, la de Etesa y la Notaria Segunda, cuando él no tenia nada qué comer como la viejecita de Pombo. Esa es mucha marranada. ¿ Dejar al pobre Serpa sin un solo cargo en Barranca?. Antes no lo mataron de un infarto.

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