viernes, 12 de noviembre de 2010

LA LEGITIMIDAD EN EL PRESIDENCIALISMO NORTEAMERICANO

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

¿ Qué sentido tiene darle legitimidad a un gobierno para cuatro años, por medio de las elecciones presidenciales , si a los dos años del periodo se la van a quitar?
Porque a un presidente que se le confiere un mandato de cuatro años para realizar una tarea específica , no se le puede llevar a unas elecciones parlamentarias dentro de otro juego diferente.
Esto es lo que ocurre en los Estados Unidos con el presidente de turno, el cual se elige por un periodo de cuatro años, para que empiece a desarrollar su programa de gobierno, cuando ya se han concretado los objetivos y arrancado el periodo en busca de esas metas. Pero llegados los dos primeros años, se viene una elección parlamentaria y si el presidente corre con mala fortuna, se le vienen al suelo los planes y tiene que someterse a un arreglo con el grupo, partido o partidos que han obtenido ahora mayoría.
¿ En qué queda ese mandato de cuatro años que se le dio al presidente mediante la elección?.
Eso le acaba de suceder a Barak Obama en Estados Unidos.
Aquí en Colombia esto no ocurre, pues el periodo de parlamentarios y de presidente es el mismo. De tal manera, que el presidente corre parejo con el parlamento elegido y dentro de ese clima político realiza las reformas que estime convenientes.
Durante el periodo de cuatro años, tanto parlamento como gobierno trabajan sobre las mismas bases de legitimidad, sin que se interfiera ese aire o esa energía democrática que en las elecciones se manifestó.
Se alega que se puede marchitar esa legitimidad y hay necesidad de refrescarla, por eso es conveniente que a mitad de periodo se realice un balance. Eso suena bien, pero en la práctica se pierde tiempo y energías y se deja sin base jurídica al presidente para sacar adelante lo que él prometió en su campaña.
Esto juega para todas las tendencias, no solamente para el caso de Obama, que es apenas un ejemplo de lo que suele ocurrir. Así que los argumentos no son de tipo político, sino jurídico hasta cierto punto, pues el mandato explicitado en unas elecciones se trunca y no se le da oportunidad al presidente para desarrollar un programa, para el cual fue elegido. Porque los votos que se dieron en las elecciones y que le dieron legitimidad, precisamente se basan en los objetivos de campaña que se trazó el candidato y que pretende realizar en la presidencia.
Entendemos que se trata de preservar una legitimidad lo más fresca posible, realizando las elecciones a los dos años del periodo, pero se atenta en forma grave contra esa voluntad expresada por el pueblo que no llega a tener continuidad y menos conclusión alguna.
Obama tiene que echar atrás sus planes de gobierno y consensuar todo de aquí en adelante, como si se tratara de un régimen parlamentario.
Más parece pues, un elemento del régimen o sistema parlamentario, que del presidencial. Por eso esa disposición atenta contra el presidencialismo que busca por encima de todo, convertir al presidente en el auténtico líder de la nación y portador de un mandato a realizar. Y no una interferencia del parlamento en pleno periodo presidencial.

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