sábado, 20 de noviembre de 2010

EL SUEÑO DEL CELTA


















POR: RAUL PACHECO BLANCO:

La historia se está convirtiendo en el santuario de los novelistas. Y se está olvidando la ficción para dejarla en un segundo plano. Esa tentación la ha sentido Vagas Llosa, luego de medírsele a la ficción en la mayoría de sus novelas, sin abandonar desde luego, la historia personal, que esa si nutre a todos los novelistas. Porque las arterias y la sangre de una novela, no se pueden extraer sino desde una experiencia personal.
Aquí Vargas Llosa reconstruye la vida de Roger Cassement, un irlandés que se la juega por los derechos humanos, como diríamos hoy, cuando denunció las atrocidades que pasaban en esa colonia inglesa, el Congo, y por su propio país, luchando por su independencia, luego de una vida dedicada al servicio diplomático de Inglaterra.
La novela se desenvuelve en tres lugares diferentes : El Congo, luego en la Amazonia peruana y por último en Irlanda.
El mérito está en la investigación hecha para armar la vida de Cassement y en la forma de ir narrando paso a paso todas las actividades del irlandés.
El personaje es fascinante, por cuanto demuestra la doble condición del hombre, que es una mezcla de antítesis , donde lo malo y lo corrupto se junta con la nobleza y lo bueno de una condición.
Cassement como hombre dedicado a la diplomacia, realiza una labor de mérito ante el gobierno inglés, lucha contra las injusticias que se cometen en el Congo, lo mismo que las que se comenten en el Perú , cuando la compañía de Arana Cruz, se salía de madre en la forma de tratar a los indígenas, explotándolos sin misericordia.. El pone el dedo en la llaga.
Y luego inicia la lucha por la independencia de Irlanda, pero con tan mala fortuna, que terminó siendo juzgado por traidor por las autoridades inglesas y condenado a la pena de muerte, cuando él trataba de disuadir a sus compatriotas para que no realizaran una lucha tan desorganizada.
Pero de otro lado, era una persona libertina, llena de lacras morales y de aberraciones sexuales, sobre las cuales Vargas Llosa tuvo el suficiente pudor para no meterse en ese lodazal y sacarle partido a lo mejor de la naturaleza de Cassement,
Porque el camino de sus aberraciones resulta escabroso y daña la imagen de semejante luchador por la justicia y los derechos humanos, que había en él.
Viéndolo bien, se trata de una biografía novelada, con más proyección de novela que aquella puesta en práctica por Emil Ludwing, Stefan Sweig y otros, en el siglo pasado.
La novela es muy bien llevada y se lee con gran facilidad, pues el talento narrativo de Vargas Llosa, una vez se pone allí en tensión.
Creemos que es una de las grandes obras de Vargas Llosa, a la altura de Conversación en la Catedral y de la Fiesta del Chivo.

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