POR: RAUL PACHECO BLANCO:
En primer lugar hay que resaltar el espíritu democrático del pueblo colombiano, que salió a votar, sin importarle el mal tiempo y el campeonato mundial de futbol. Claro, que con las limitaciones tradicionales de abstención. El triunfo de Santos fue inobjetable, pues el hombre no hizo más que sumar y nunca restar. Barrió para adentro. Alrededor del uribismo llegó el conservatismo, el liberalismo y Cambio Radical. Lo que indica también que la oposición no le llama la atención a nadie. Y si llega a ella, es porque le toca, como es el caso del partido verde y el Polo. El papel de los partidos tradicionales, liberal y conservador, fue lamentable. El uno luego de ocho años de oposición, se sumó a Santos, sin que César Gaviria se pusiera colorado. Y el partido conservador se había dividido entre los apresurados y los prudentes. Los primeros llegaron a Santos desobedeciendo las órdenes de las directivas conservadoras. Y los prudentes, con Noemí Sanín a la cabeza, tardaron un poco más en llegar, pero llegaron. Existe pues, una gran vocación de gobierno y en cambio no existe vocación de oposición, como Laureano Gómez, quien se desempeñó mejor como jefe de la oposición que como presidente de la república. De ahí que nadie se haya atrevido a abogar por una reforma constitucional que le dé más derechos a la oposición, es decir, cargos públicos como la Contraloría o la Procuraduría, o por lo menos, la Defensoría del Pueblo. El partido verde como tal, no existe. Existe una agrupación de gente descontenta con el régimen de Uribe que se unió en esta oportunidad para votar por Mockus, pero eso no quiere decir que pertenezcan al partido verde, pues para serlo, está desgraciadamente muy verde. Ya tendremos oportunidad de verlo actuar en las elecciones para gobernadores y alcaldes, para ver su verdadera fuerza. Por lo pronto solo cuenta con cinco parlamentarios. Mockus desperdició una gran oportunidad para haber sacudido las elecciones, pero desgraciadamente no tiene las condiciones para ser un gran líder. Y piensen ustedes que aquí lo que gusta es el caudillo, como Uribe. Luego al profesor le esperan muchas tardes de desconsuelo, cuando tenga que hacer listas para asamblea y Consejos. El no está para esos trotes. El Polo quedó bien plantado, pues Petro lo hizo muy bien en el debate y tomó una actitud digna, que contrasta con la de los partidos tradicionales. En todo caso, la democracia se consolida.
viernes, 25 de junio de 2010
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