lunes, 7 de junio de 2010
LA ISLA NEGRA DE PABLO NERUDA
Nos acercamos a Isla Negra, la casa de playa de Pablo Neruda. Allí se ve clara la sintonía que mantenía él con la naturaleza y que le daba el privilegio de interpretarla, sacándole los versos más bellos y sonoros, como los veinte poemas de amor que le dedicó a Matilde Urrutia y que seguramente los pescó a la orilla del mar. Esa casa merece un capítulo especial. Bien nos imaginamos que cuando Pablo Neruda llegó a ese sitio, por allá en 1.937, quedó enamorado de las olas más bellas que se pueden ver creo yo, en el mundo, pues ese concierto que se establece allí, no aparece en parte alguna, cuando empieza la danza desde el centro del mar y luego avanza y se va colando, acercándose hasta nosotros para dejarnos ver un color verde profundo, y se impulsa y, vuela para que entre la luz y lo destiña un tanto y, continuar luego su curso en gruesas espumas como si se destaparan muchas botellas de champaña y su espuma se va sobre las rocas de la playa, bañándolas con un duchazo frio y cortante. Por eso diría, que “La costa salvaje de Isla Negra, con el tumultuoso movimiento oceánico , me permitía entregarme con pasión a la empresa de mi nuevo canto”. El canto general. ¿ Pero así quien no.? Y luego en su libro Una casa en la arena, añadiría : “ Era a media tarde . Cuando llegamos a caballo por aquellas soledades ... Don Eladio iba delante, vadeando el estero de Córdoba .. Por primera vez sentí como una punzada este olor a invierno marino, mezcla de boldo y arena salada, algas y cardos …” Ya para 1.943, cuando éste cronista acababa de hacer la primera comunión, el arquitecto catalán Germán Rodriguez Arias le fue construyendo su casa a la manera del poeta, siempre buscando la forma del barco, del cual sería ahí sí , su más intrépido capitán, porque el mar de veras, le daba pánico.
Primero se construyó una torre, que es la que se ve de entrada, desde la playa. Y allí, una sala de estar con sus mascarones de proa que vuelan entorno a las sillas que se ordenan en el centro de la sala y que parten la mirada hacia una quilla que las mira hacia abajo. Y si seguimos hacia más adentro, llegaremos al dormitorio que nos fascinó en su elementalidad y en su esencialidad, pues la cama está tirada allí únicamente para ver el mar. Seguramente el poeta, luego de inundarse con un par de piscos sour o de whisky escocés, se recostaba en ella, y dejaba que la imaginación y la realidad se confundieran para ver eternamente el rompimiento de las olas contra las rocas. Allí se fundían el mar y él, no importa el pánico que le inspiraba. Por eso también diría: “ El océano pacifico se salía del mapa. No había donde ponerlo. Era tan grande, tan desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana”.
Como también le traería el mar un escritorio, porque cuando lo vio que flotaba en sus olas, a los lejos y que parecía acercarse, le dijo a Matilde : el mar me está trayendo mi escritorio . Y efectivamente era un escritorio, que ahora está en Isla Negra y que desde luego Neruda aprovechó para sacarse del cuerpo y del alma algunos de sus poemas.
El arquitecto Sergio Soza le proyectó nuevas ampliaciones a la casa en 1.965, como un pequeño estudio a manera de un alto horno que fundiera su obra, y saliera tan buena como el pan. Pero lo que más llama la atención es una barca , que está en las afueras de la casa, mirando al mar, que el poeta soñaba como su nave y que él comandaría desde sus sueños, como lo hacía en la realidad, cuando se tomaba sus tragos y, ya en la embriaguez , se subía en su quilla , para simular que estaba al frente del barco, como su capitán , y que era capaz de hacerle frente a toda clase de tempestades en alta mar. Y se dormía, hasta que Matilde iba por él y se lo llevaba hasta la alcoba y al día siguiente le diría : muy buenos días, mi capitán. ¿ Cómo le fue en el viaje?.Ya para 1.992 se había muerto en la casa de la ciudad, pero se lo traerían luego, para que reposara junto a Matilde Urrutia, en una tumba que los uniese para siempre, mirando hacia el mar, mirando hacia su Isla Negra. . Por eso también escribiría : “ Compañeros, enterradme en Isla Negra , frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedras y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver”.
Era el poeta del socialismo.
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