viernes, 24 de julio de 2009
LA HORA DE NOEMI.
POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Noemí ya se encuentra en la plataforma de lanzamiento de su candidatura presidencial. Solo falta definir la estrategia para adecuarla a las circunstancias y tome el viento favorable necesario. Se debe analizar entre los diferentes caminos a escoger, para que su candidatura no se empantane en el juego de las maquinarias. Por ejemplo, Noemí no se puede presentar a la consulta del conservatismo, porque le gana Andrés Arias. Tampoco lo puede hacer en el partido de la U, porque le gana Juan Manuel Santos. Y si es en Cambio Radical, no tiene juego con Vargas Lleras. Así que el punto de partida debe ser el aval de un grupo independiente, o a base de recolección de firmas. Noemí es una figura nacional. En ese sentido tiene la misma connotación de Alvaro Uribe, que dejó de ser un líder liberal, para convertirse en un líder nacional. Yo creo que esta circunstancia le permite salir de la disciplina de grupo y además, se trata de una persona actualizada, sin el ideologismo paralizante de las sectas conservadoras y con un equipo de trabajo previamente configurado, como lo demostró en su pasada candidatura. Ella no es representante de ese conservatismo medieval que huele a sacristía y que se aferra a conceptos ya pasados de moda. Noemí tiene un criterio balanceado entre el papel que debe cumplir el estado, como generador de beneficios para las clases populares y medias, lo mismo que de permitir el libre juego de la empresa privada. Así que ella bien puede situarse hacia el centro del espectro político, sin el encasillamiento de Uribe hacia la derecha , ni la demagogia de la izquierda. De otra parte, ya tiene un prestigio internacional ganado a base de trabajo desde embajadas , lo mismo que a nivel nacional con varios ministerios ocupados. Se trata de una mujer con carisma, de bella estampa y de mucho carácter. El rival de más peso en la actual coyuntura, ¡ quién iba a creerlo!, es Juan Manuel Santos, pues le tomó la delantera a Vargas Lleras, que se insinuaba como el siguiente turno presidencial. Porque aquella perspectiva de izquierda que se veía venir, obedeciendo a la dialéctica latinoamericana de la línea chavista-leninista, la presidencia no se debía bajar de Carlos Gaviria o de Lucho Garzón, quien tenía el perfil de Lula Da Silva. Pero Lucho se desdibujó y Carlos Gaviria sigue siendo una incógnita en materia ideológica, porque a veces da la sensación de ser un marxista-leninista y otras veces un liberal agnóstico, barnizado con pintuco de izquierda. En estas condiciones, Noemí encuentra un terreno muy propicio para lanzar su candidatura presidencial, pero eso sí, fuera de las capillas tradicionales, en las cuales sufriría la encerrona que la liquidaría. Además, Noemí tiene la ventaja de ser aceptada como una paisa bogotanizada, según el decir de María Isabel Rueda ( Tiempo, l9-VI-09), con lo cual aventaja hasta al mismo Uribe.
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