Por : Raúl Pacheco Blanco .
El presidente Sarkosy no aguantó la nostalgia de la separación de Cecilia, una mujer en otoño, pero con una capacidad de seducción como no la tienen sino las francesas, con esa languidez de buena ley y que en este caso pasa por encima de la edad y quizá por eso mismo , se añeja en el encanto de la maduréz.
Por eso el presidente Sarkosy buscó refugio en una modelo italiana, ésa si en la plenitud de su carrera artística y se fue de vacaciones con ella , dejando atrás las huelgas,los bochinches de los universitarios, el acuerdo humanitario con las Farc para liberar a Ingrid Betancourt y la pesada agenda de jefe de Estado.
Ahí va con sus anteojos oscuros que le ocultan las intenciones , muy cogido de la mano de la bella mujer, veinte años menor que él, de paso para la playa, donde ella desatará su cuerpo en la arena para que el presidente la contemple a la luz del sol, para luego compararla con la mujer desnuda de la alcoba que le alumbrará la noche y la madrugada.
Con esto logra seguir en las primeras páginas de los periódicos , en los noticieros de televisión, en las revistas del corazón , sin perder el hilo de la actualidad, en lo cual es un experto.
El manejo de los medios es el mecanismo con que no contaron los estadistas de otros tiempos y que ahora son el pan nuestro de cada dia y, si no existe esa destreza en su manejo, no hay estadista que aguante el peso de la opinión pública.
Cuando se posesionó del cargo, luego de venir apaleado por las huelgas estudiantiles en el gobierno de Chirac, bien pronto hizo olvidar las figuras de De Gaulle, Pompidou , Mitterrrand , y Chirac, llenos de solemnidad, cargados de prestigio y de una estampa que no tiene como hijo de emigrantes húngaros , que todavía viven de las glorias del imperio austro-húngaro, y que hizo grande a Viena , la Viena de los valses de Straus y los del Congreso de l.8l3 en que Metternich le señaló el camino a la Europa post-napoleónica .
Sarkosy se desató como un ovillo , desde el primer dia, dispuesto a hacer historia , a como diera, o por lo menos a dar de qué hablar, con tal de mantenerse en la cre.
sta de la ola
Y lo está consiguiendo . Y cuando no lo hace en la vida pública, lo hace en la privada, así trate de eludir a los paparazzi, que son los reporteros que cristalizan la historia en fotografías y películas.
Quién sabe cómo le irá allá en la soledad de la alcoba, lejos del bullicio y del poder, con la modelo italiana y si será suficiente para olvidar el desaliño clásico de Cecilia , como una diosa caída, pero diosa al fin de cuentas, que lo mantuvo embrujado durante once años , huyéndole esa vez a la mujer que llevó al altar y luego a la Notaría.
sábado, 29 de diciembre de 2007
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