Por: Raúl Pacheco Blanco
En 1810 como ahora, estábamos clamando por la paz . Emiliano Isaza y Lorenzo Marroquín lo expresaban al señalar los logros del país en muchos sentidos, el comercial, el industrial, las artes, las ramas del saber faltando “el único ensayo que aún no se había hecho, el de veinte años de paz”. Que luego se daría, en los gobiernos de Restrepo, Concha, Suárez, Ospina y Abadía. Y punto. Otra vez la violencia. Vamos a llegar al bicentenario en las mismas condiciones, solo que peor, porque la violencia se ha convertido en un fenómeno de estructura, cuando parecía que solo eran epidemias transitorias. Y una violencia pluralista, como la sociedad misma, porque en el siglo XIX, la violencia era política, entre los partidos. Ahora los partidos no existen, pero la violencia tomó vertientes, social, comercial, común. Ese es el panorama que encuentra la generación del bicentenario, a donde llegan las nuevas figuras, Germán Vargas Lleras, los Santos, Pardo Rueda, Jorge Leyva, Andrés Felipe Arias. Esta generación deberá luchar por esa paz que cada día está más esquiva. Las generaciones anteriores fracasaron en ese intento, en medio de dos vertientes, una blanda, que vino del sector conservador, Betancur y Pastrana, y una dura, por los sectores liberales de Turbay, Barco y Uribe. Ni Pastrana pudo llegándo hasta los terrenos sagrados de la guerrilla, ni Uribe con su seguridad democrática. Podría darse por lo tanto para 2010, un cambio generacional que debe enfrentar el reto que ninguna generación ha podido sortear con fortuna a excepción del periodo señalado. Es en el plano nacional, porque a nivel Latinoamericano ya pensadores como Carlos Fuentes han planteado discusiones sobre esa celebración que servirá para hacer un escrutinio y sacar conclusiones. El se preguntaba si habría sido prematura la independencia, que generó la devastación de estos países que solamente se vinieron a recuperar años mas tarde, cuando se había podido propiciar la creación de una Common Wealth con España, así como los americanos del Norte llegaron a plantearle a Inglaterra, con sus propias asambleas legislativas. Mariano Grondona también se preguntaba si los gobiernos debían optar por prácticas bolivarianas, de dictaduras, de regímenes autoritarios o San Martinianos, ya más democráticos, desde luego con un evidente desenfoque en esa apreciación. La etapa va a ser muy atractiva, pues generará acercamientos pero también limitaciones o precisiones, un sistema federal, o confederal, combinado con autonomías regionales que solucionen problemas como los de Bolivia y Ecuador y aún Colombia y, gobiernos semipresidenciales que limiten un tanto el estilo chavista, que es el que Grondona señala como bolivariano. Otros comentarios: raulpachecoblanco.blogspot.com
sábado, 15 de septiembre de 2007
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