viernes, 4 de julio de 2014

SANTOS, EL OSPINA PEREZ DE URIBE



POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

 

Aquel 23 de marzo de 1.946  Laureano Gómez estaría diciendo ante la convención conservadora reunida en el teatro Colón : “ Yo le pido a la convención nacional conservadora , algo a que creo tener derecho : completar la parábola de mi vida pública de la única manera que satisface mi espíritu : Proclamando una candidatura que no es la mía “. Ese día proclamaba a Mariano Ospina Pérez como candidato conservador ante la férrea división liberal entre Turbay y Gaitán. En este caso fueron razones de estrategia política, pero igual depositaba en otra persona su entera confianza para que llegara a la presidencia bajo su patrocinio . Tal como lo haría más adelante Alvaro Uribe  en Juan Manuel Santos. Luego viene el 9 de abril y a Laureano lo dejaron solo y lo aislaron mientras él se dedicaba a hornear pandeyucas en su finca de Fontibón. Pero ahí en ese 9 de abril Mariano se hizo fuerte y se rodeó  de un liberalismo que en cabeza del maestro Echandía empezó a forjar el nuevo destino del país. Y alrededor de Ospina se fue formando toda una tendencia, más moderada, de molde social y la “cabeza dorada del presidente Ospina” se convirtió en un nuevo jefe que le hacia sombra a Laureano Gómez. Tal vez en ese espejo no se miró Juan Manuel Santos, pero si lo ha vivido en carne propia , pues de ser un subalterno incondicional de Uribe, una vez elegido le dio el “bogotazo” a Uribe y lo “aisló”  en la confección del gabinete, formado en su mayoría por sus más conspicuos  adversarios. La reacción de Gómez fue más grecoromana, pues quedaron unas arengas para la historia en donde Laureano dejaba ver su pesadumbre de haber ensalzado el” vanidoso e ingrato corazón “que así correspondía  los favores recibidos del Señor.

La reacción de Uribe fue más de carriel al hombro  y no dio base para continuar copiando a Cicerón, como Gómez. Ahora el lenguaje era de arriería. Y sin ser un caudillo Santos, pero sí un gran político, formó una mayoría electoral tan disímil que ahora le cuesta trabajo desenredar la pita para la elaboración de su gabinete. Y le puso una base firme a su campaña : la paz y ahora trae en su auxilio a los jefes de la  tercera vía que en lenguaje europeo es simple pos-thacherismo. Pero estructura un discurso que aspira a que cale más que el de la seguridad democrática

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