viernes, 6 de julio de 2018

EL CASO MOCKUS


POR: RAUL PACHECO BLANCO

 El caso Mockus refleja la situación de un académico que decide entrar a la política, sin tener los medios económicos para lograrlo. En política si no se tiene la plata para hacerla, tiene que padecerla. Ahora no es como antes, cuando se podía hacer política con un bagaje intelectual y unas condiciones de comunicación que hicieran fácil el acceso a la voluntad popular. El bagaje intelectual es ahora lo de menos para acercarse a la vida pública.

Por eso Mockus se vio ante el fracaso electoral y al contemplar la perspectiva inmediata de  seguir o retirarse, cedió a su impulso de seguir en la contienda política y vinieron los apoyos de gobierno para flotantizarlo, a base de contratos. Con esos contratos encontró la supervivencia pero se llenó de incompatibilidades. Lo llenaron de contratos y él muy solícito, cumplió  con todos los objetivos contemplados en ellos. Pero sin tener en cuenta que estaba cavando su propia sepultura.

Y para colmo de males, el profesor Antanas Mockus se enfermó. La lucha  en esa forma adquirió un perfil dramático, pues además de tener que superar el problema económico, ahora tenía que hacerle frente al de salud. Y optó por seguir adelante. Ya cuando se echa toda la carne al asador no queda intención alguna de volverse atrás. Entonces se va volviendo práctico y empieza a dejar a un lado las arandelas de otro tipo, los conceptos de moralidad y de ética se van borrando del mapa mental y solo aparece el hecho escueto que le garantiza su permanencia en la política.

Pero viene lo peor, que es el cuestionamiento que hace la ciudadanía y la pérdida de las viejas banderas de la honorabilidad. De ahí en adelante la ciudadanía le pasa la cuenta de cobro por la declinación de los ideales que lo proyectaban ante la comunidad y le garantizaban el seguimiento y el ejemplo moralizante.

Ya no puede seguir usufructuando de esa aureola de profeta mayor y de ejemplo para sacar adelante el modelo del político con ideas, pero con principios. La única salida elegante que le queda a Antanas Mockus para seguir actuando en la vida pública, con el prestigio con que ahora tiene, es que renuncie a su curul y reconozca  que se equivocó. Lo contrario, perdería la credibilidad que había conquistado y se convertiría en un político del montón, sin la aureola que ostentaba.

No hay comentarios: