jueves, 20 de octubre de 2016

LAS FARC NO SON UN PELIGRO POLITICO.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Pensamiento de vencidos, pensamiento vencido, dice un adagio. Es lo que ocurre con las Farc en el momento actual, de ahí que el peligro no es por ese lado. El no se expresó  como un  rechazo a unos hechos cumplidos, no a unas expectativas, que para ellos pueden ser muy amplias, pero en la realidad ya están fuera de contexto, pues su discurso se agotó. El tiempo de las vacas gordas en latinoamérica para la izquierda, ya pasó, luego del acercamiento de Cuba hacia Estados Unidos buscando su viabilidad y su normalidad económica y luego del fracaso del chavismo en Venezuela, que si no es por el bajo liderazgo de la oposición, en donde no hay un líder que dé la talla para enfrentársele a Maduro, ya estaría en la desbandada total. Así que ese peligro no se corre. Además tenemos la experiencia de los procesos pasados en que los guerrilleros del M 19 y de otros grupos se fueron entregando y entraron a la política, como es el caso de Navarro Wolff, Gustavo Petro, Evert Bustamente, que se han insertado en el establecimiento y han llegado a las a las alcaldías y son políticos actuantes, bajo un punto de vista moderado, sin afanes de extrema. Por lo tanto Timochenko aspirará a la gobernación del Quindío o la alcaldía de Armenia y Márquez volvería a  la cámara o al senado. Y así sucesivamente con los demás y eso si no quedan enredados en delitos de lesa humanidad los cuales están todavía en entredicho. No tenemos el caso de guerrilleros que hayan llegado a la presidencia, como si lo hizo Mujica en Uruguay, u Ortega en Nicaragua. Esa posibilidad es demasiado remota. En estos tiempos de la posmodernidad, del fin del capitalismo pero no para llegar al socialismo, sino a un sistema dominado por la informática en donde ya no primará el capital, del fin del homo sapiens, en fin. Tanto cambio que hacen inoperante un movimiento guerrillero. Ya tenemos la experiencia de escritores y pensadores revolucionarios como es el caso de Mario Vargas Llosa, Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, quienes terminaron siendo los adalides del neoliberalismo. Así que de aquí a pocos años Timochenko  de pronto estará en la misma línea política de estos conspicuos escritores, o en el uribismo, como Evert Bustamante que de ser militante del M 19 paró en el uribismo. O terminarán de ministros de Simoncito Gaviria Muñoz  o de Miguel Samper, el hijo de Ernesto.

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