POR: RAÚL PACHECO
BLANCO.
¿Ha evolucionado el futbol colombiano? Puede que sí, sobre todo si se compara la era
Maturana con la era Pekerman. En la primera lo fundamental estaba en mantener
la posesión del balón. Pasarla por todo el campo en cómodas cuotas hasta que
llegaba a la puerta contraria. Con eso trataban de distraer el tiempo y sobre todo,
de no darle oportunidades al adversario para elaborar sus propias jugadas. Y cuando
se podía infiltrar la defensa contraria, aspirar al gol. Un gol que resultaba
infinitamente escaso. Esto se llegó a decir que era el estilo colombiano : el
buen manejo de la pelota. Pero no pasaba de ser puro onanismo adolescente .
Vino luego la época de Pekerman y las cosas empezaron a cambiar. Ya el futbol
no era tan lento, conservador y defensivo, sino de ataque. Y se tenía un gran ariete como era Falcao, para el cual
todo el equipo trabajaba. El armador del juego fue James, quien alimentaba a los delanteros, haciendo pases de fantasía
y que llevaban el sello del gol. James entró a superar al Pibe Valderrama. Y se llegó al mundial de Brasil y vino la
consagración del futbol colombiano, con un juego bien armado, ofensivo, que
hacia olvidar las viejas épocas de la lentitud valderramiana. James se convirtió
en figura y opacó a Falcao, quien venía de una lesión compleja. Sobre todo se
metió un gol de antología que se quedó grabado en la retina de todos. Empezó pues
el boom del futbol colombiano. Todo iba muy bien, hasta que llegó la copa América y los colombianos de
desplazaron en masa hacia Chile para presenciar la pronta e inevitable consagración
del futbol colombiano. Y vino la primera confrontación y Venezuela anuló completamente la selección Colombia, metiendo
todo el equipo atrás y marcando a James para neutralizar cualquier clase de
juego. El secreto de Colombia fue revelado y se conoció la verdad: el equipo solo funcionaba si lo
dejaban jugar. Tácticamente era destructible. Pekerman no presentó ninguna propuesta para enfrentar ese reto de
Venezuela. Pero hubo una luz cuando se enfrentó a Brasil, precisamente porque no aplicó la táctica de Venezuela y dejó libre la armada del juego de Colombia. Ya con
Perú el secreto colombiano estaba revelado
y todo terminó en tablas. Y luego Argentina
lo bailó, lo desarmó. A su vez, Pekerman tampoco pudo encontrar la fórmula para
contrarrestar el juego de Argentina, fuera de apelar a la leña, al mejor estilo
argentino de Bilardo.
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