POR: RAUL
PACHECO BLANCO.
Los partidos en Colombia nacieron de una misma raíz liberal
bajo el discurso de la revolución francesa, lo cual los hizo muy parecidos, sin
mayores diferencias ideológicas y quizá solo los diferenciaba su posición ante
la Iglesia. Pero andando el tiempo y ya en el siglo XX los dos partidos se
alinearon o mejor, recibieron influencia de las grandes ideologías, hoy
derrotadas, los socialismos y el fascismo. El partido liberal se dejó permear de las ideas socialistas, aporte que le
dieron tanto el presidente López Pumarejo como el maestro Echandía y luego
Gaitán, con lo cual lograron controlar el electorado por mucho tiempo. Al fin y
al cabo se convirtió en un partido urbano. El conservatismo a su vez recibió la
influencia del fascismo en sus modalidades italiana y española, cuyo gran abanderado
fue el expresidente Laureano Gómez y el
grupo de los Leopardos, a tal punto, que se perdió mucho tiempo histórico,
porque Laureano Gómez en lugar de ponerse al día con lo que estaba sucediendo
en la Europa de posguerra, se puso a trabajar con elementos traídos del
falangismo y sobre todo de siglos anteriores, de etapas pre-modernas. De ahí
que los partidos se dieron un baño de identidad que los posicionó ante la
opinión pública y se instaló un régimen
bipartidista. La identidad conservadora y liberal fue muy marcada, a tal punto que llevaron a la violencia.
Una violencia conservadora y otra liberal.
Más adelante y para superar semejante sangría, la clase dirigente optó
por la tregua y se pactó un gobierno
compartido que fue el Frente Nacional, con el reparto de los cargos públicos en
forma paritaria
Ahí casi que los dos partidos se confundieron en uno solo,
pues no hubo controversias ideológicas y prácticamente se estancó esa influencia de las ideologías, solo con la
excepción del Movimiento Revolucionario Liberal de López Michelsen que trató de
renovar al liberalismo. Ya se iba experimentando
el fracaso primero de la ideología fascista, cuando Alemania e Italia perdieron
la segunda guerra mundial y por lo tanto, el fascismo murió. Ahí el conservatismo
quedo huérfano de ideología. Y luego vino la debacle del comunismo y del
socialismo y a su vez el partido liberal se quedó sin esa fuente ideológica.
Ambos partidos quedaron en suspenso y de ahí que fuera fácil convocar una asamblea
constituyente para reformar la constitución. Y esta constitución unificó a los partidos en una conexión socialdemócrata con la instalación de un
estado social de derecho. Se produjo un consenso ideológico que prácticamente vino a liquidarlos. A
partir de la constitución del 91 los dos partidos tradicionales se dividieron en movimientos y
dieron cabida también a fuerzas de izquierda, que ahora son importantes. Dada
esa falta de identidad Álvaro Uribe colonizó el conservatismo y se llevó la derecha liberal
en sus cuernos para conformar lo que se ha llamado el Centro Democrático. El
partido conservador se convirtió en un partido bisagra que sirve los intereses
de cualquier alimentador de líneas de
buses, sin tener la suficiente autonomía para ser un articulado. Y al partido
liberal se lo tragaron las dinastías.
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