POR: RAUL PACHECO BLANCO
Hace cuatro años, la situación del Polo y del liberalismo, era diametralmente opuesta a la de ahora. El Polo se encontraba en la plenitud. Era un partido cohesionado, que jugaba con la nueva realidad latinoamericana, el auge de la izquierda.
En cambio el liberalismo era una fuerza en retirada, dividido y maltrecho.
Ahora han cambiado las cosas : el dividido y maltrecho es el Polo, astillado en pedazos. Por una parte, Lucho Garzón, el de mayor proyección carismática, se encuentra fundando un partido de centro en compañía de otros ex alcaldes. Gaviria se quedó con la maquinaria y las fuerzas más ortodoxas de la izquierda, pero con un caballo de Troya adentro, como son los Moreno Diaz, quienes están a punto de abrir la caparazón y apoderarse con su Anapo del Polo. Y como si fuera poco, Gustavo Petro, busca sintonizarse con las fuerzas de izquierda moderada, tipo Bachelet y Lula Da Silva.
El liberalismo en cambio, ha sido rescatado por el expresidentes Gaviria, dentro de una línea de conducta que busca incluir hasta el gato, con tal de cohesionar al liberalismo. Es el caso del presidente de la Cámara, quien se encuentra en una situación más de equilibrista que de político, pues sin haber desertado del uribismo, entró con todas las de la ley, al liberalismo, que está en la oposición. Echeme ese trompo en la uña.
Las consultas de este domingo incluyen la escogencia de candidato presidencial. Pero esa es una instancia apenas, pues el juego no se consolida : se eligen unos candidatos que luego irán a negociación, pues si se lanza Uribe, el juego cambiará.
En el momento en que se lance Uribe, se dispara César Gaviria como candidato de unión de la oposición, si es que quiere hacer un papel decoroso. Y la victoria de Carlos Gaviria que se insinúa este domingo, de poco le servirá, porque tendría que buscar alianzas con el liberalismo, que es la fuerza con la cual se entiende mejor y tendrán que mirar hacia el otro Gaviria : Cesar. Así que poco dirán estas elecciones internas de los partidos, porque ninguna de las fuerzas en contienda es determinante y quedan al flujo y reflujo de las circunstancias. La pelea será interna, para definir el mozo de cuadra que le haga frente a las nuevas perspectivas, que no son buenas ni para el liberalismo, ni para el Polo, no obstante la recuperación del liberalismo. El fenómeno Uribe es de cuidado, pues el arraigo popular es grande y si la mayoría de los periodistas y operadores de opinión nos encontremos en la oposición a la reelección, no se puede negar el fuerte arraigo de Uribe en el pueblo. Nos encontramos ante una situación inédita, en que el pueblo se va con un caudillo de derecha que no lo halaga con el mejoramiento económico, sino únicamente con una seguridad hasta cierto punto relativa. Quien quiera probar esto, no necesita sino encender la radio, para escuchar a la gente salir en defensa de Uribe ante el embate de los periodistas, de Chávez, de Correa y de la guerrilla. Ahora, sino le sale la reelección a Uribe, todo y todos entrarán en un nuevo juego
viernes, 25 de septiembre de 2009
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