jueves, 9 de agosto de 2018

LA CRISIS DE LOS PARTIDOS EN COLOMBIA




POR: RAUL PACHECO BLANCO

 

Desde que se fundaron los partidos en 1848 y 1849 tanto el partido liberal como el conservador han pasado por crisis de las cuales han salido ilesos pero  ahora,  ya en los años 2000 del nuevo siglo no sabemos si será la declinación definitiva o simplemente la crisis coyuntural tradicional.

La primera crisis se dio cuando se produjo la unión entre los independientes liberales encabezados por Rafael Núñez y el conservatismo nacionalista encabezado por Miguel Antonio Caro. De ahí surgió el partido nacional, que creó tanto la constitución del 86 como los sucesos que envolvieron tal periodo. Y no obstante la importancia de estos eventos, el partido nacional no cambió la historia de los partidos, quienes siguieron existiendo.

Luego apareció  Carlos E. Restrepo y el republicanismo, en donde conservadores como Restrepo se unieron con liberales como Enrique Olaya Herrera  y crearon el republicanismo. Entonces también se tuvo la sensación de que los partidos se iban al traste.

 Pero La Iglesia se encargó de revivir al partido conservador y es así como viene a imponer sucesivos gobiernos durante los periodos de Suárez, Concha, Pedro Nel Ospina y Abadía Méndez. Es decir, que de la crisis salió fortalecido el partido conservador y prolongó su dominio hasta los años treinta en que se abre otro ciclo inaugurado por Olaya Herrera y enriquecido por Alfonso López, en que el partido liberal vuelve a la carga y empieza una hegemonía que va a durar dieciséis  años. No nos detenemos a particularizar la época, porque lo interesante es el fluido de los partidos que a pesar de sus crisis, reviven.

Pero si el partido se divide y se cae del poder da opción al partido conservador para que se adueñe del mando durante un corto tiempo y prende las expectativas en él que sueña con traer el experimento de España con su falangismo, para acomodarlo a nuestra constitución.

 Sin embargo, a poco andar los partidos entran en crisis y aparece el general Gustavo Rojas Pinilla, quien le da aliento a la Anapo, el partido que nació del binomio pueblo-fuerzas armadas.

 Y otra vez vino a verse el desgaste de los partidos y la fuerza nueva que entrañaba el gobierno militar, que entre otras cosas, estaba a tono con la coyuntura regional, porque en Latinoamérica se imponía el auge de las dictaduras militares.

Sin embargo, cualquier sospecha de permanencia se desvanece: los partidos ayer derrotados, se unen y acaban con la ilusión de la Anapo, que se ve reflejada luego en la hija del dictador y la cosa no pasa de ahí y menos, siguiendo el tiempo, los hijos de la hija del dictador acaban con lo poco que quedaba y se fueron a la cárcel.

Los partidos recobran su vigencia, establecen un orden cerrado para ellos y sacan del juego cualquier evento que los perjudique y no les permita seguir gozando del poder.

Y viene luego toda una seguidilla de gobiernos conjuntos con la alternación y para más adelante dar los primeros pasos del despegue: López Michelsen, Julio César Turbay, Virgilio Barco.

En esta ocasión le fue mejor al partido liberal, pues logró la presidencia en periodos consecutivos. Pero cuando menos se pensaba y luego de sucesivos gobiernos de Gaviria, Samper, Pastrana, llega el nuevo Núñez  o el nuevo Restrepo o el nuevo General y acaba de una vez con los partidos, que le tienen que pedir permiso para unirse a él en torno a Iván Duque.

Estamos en la era del Centro Democrático, como ayer estábamos con el partido nacional, el republicano y el anapismo.

Lo cual quiere decir que las nuevas propuestas de partido vienen envueltas en situaciones particulares, bien sea a través de ideas o de caudillos. Si es de caudillos, las horas podrían estar contadas y seguramente llegaríamos al mismo llanito que en las otras épocas que acabamos de mencionar.

 Ayer fueron Núñez y Caro, Carlos E .Restrepo, el general Rojas Pinilla y ahora Alvaro Uribe. Esta última alternativa viene realizándose y no sabemos en dónde irá a desembocar. Si obedece a las crisis coyunturales que hemos planteado, bien sabemos que de allí no pasará.

Desaparecido de la escena política el expresidente Uribe, volverán las aguas al mismo nivel y recobrará el tono partidista que siempre  ha tenido.

O puede suceder lo de Argentina, en donde el peronismo no fue un suceso coyuntural, sino se volvió  estructural. La mayoría de los argentinos de ayer, hoy y mañana, serán peronistas. Y otro  tanto iba ocurriendo en el Perú, con al aprismo. Pero pare de contar. Claro está que entramos en una época de cambio acelerado, en que  la ciencia nos tiene reservadas muchas sorpresas. Por ejemplo, la informática puede acabar con los partidos, pues los ritos que hoy se surten como las elecciones se podrán realizar a través de internet y entrarían a sobrar los intermediarios, como lo son los partidos con relación a la opinión pública.

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