viernes, 12 de junio de 2015

LEGITIMIDAD



POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

 
De acuerdo con un artículo de León Valencia publicado en Semana, debe existir una comisión de la verdad para establecer las causas que  motivaron el conflicto, en donde estén involucrados todos los actores.  Y señala como  causa eficiente el gobierno de  Laureano Gómez cuando acorraló  al liberalismo en tal forma, que no le quedó  otra  salida que la defensa armada. Por eso se fueron al monte, para contrarrestar la acción de las autoridades. Y fue precisamente Manuel Marulanda, Tirofijo, quién se dio a la tarea de crear el grupo guerrillero para enfrentarse a la violencia conservadora  de Laureano Gómez. Con esto nos está diciendo que la insurgencia de los grupos guerrilleros se originó por problemas de orden público. Es decir, al no tener garantías, al no poder expresarse libremente y al ser perseguidos por las  autoridades no tenían otro remedio que irse para el monte. Esto lo aceptan hasta los exégetas del catolicismo como Suárez y Mariana, precisamente autores de cabecera del expresidente Laureano Gómez. ¿Entonces  de dónde sale la tesis de que las guerrillas fueron creadas para luchar por las desigualdades sociales?  Se rompería ahí la unidad de materia en cuanto a las causales para la insurgencia. Ya no sería por la falta de libertades sino por cuestiones de bienestar que es otro cuento. Tanto, que los derechos se han venido dando por ciclos, pues primero fueron los derechos de libertad e igualdad para pasar luego a los económicos y sociales, junto con los del ambiente. Tirofijo inició  su insurgencia a la lucha por la  persecución  desatada contra los liberales  y luego apareció como líder social sin solución de continuidad. La primera posición era legítima, pero la que luego tomó no lo era, pues las condiciones se modificaron en  la medida en que el gobierno conservador salió del juego. Entonces ya esa motivación y esa legitimidad habían  muerto. Se entraba en otra esfera. Ya los derechos de bienestar no eran problemas de coyuntura sino estructurales, por lo tanto, se debían  espaciar las soluciones en la medida en que el país avanzara y por medio de la prosperidad pudiera enfrentar esos nuevos retos. Pasaron los años y la guerrilla se convirtió en  una empresa y dejó de lado sus aspiraciones de bienestar para el pueblo. Nunca logró  probar una legitimidad y antes por el contrario la sociedad entró  a rechazarla. Se presenta el caso muy particular de estar usurpando un poder popular que nunca ha tenido, de un respaldo que no aparece por parte alguna.


POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

 

De acuerdo con un artículo de León Valencia publicado en Semana, debe existir una comisión de la verdad para establecer las causas que  motivaron el conflicto, en donde estén involucrados todos los actores.  Y señala como  causa eficiente el gobierno de  Laureano Gómez cuando acorraló  al liberalismo en tal forma, que no le quedó  otra  salida que la defensa armada. Por eso se fueron al monte, para contrarrestar la acción de las autoridades. Y fue precisamente Manuel Marulanda, Tirofijo, quién se dio a la tarea de crear el grupo guerrillero para enfrentarse a la violencia conservadora  de Laureano Gómez. Con esto nos está diciendo que la insurgencia de los grupos guerrilleros se originó por problemas de orden público. Es decir, al no tener garantías, al no poder expresarse libremente y al ser perseguidos por las  autoridades no tenían otro remedio que irse para el monte. Esto lo aceptan hasta los exégetas del catolicismo como Suárez y Mariana, precisamente autores de cabecera del expresidente Laureano Gómez. ¿Entonces  de dónde sale la tesis de que las guerrillas fueron creadas para luchar por las desigualdades sociales?  Se rompería ahí la unidad de materia en cuanto a las causales para la insurgencia. Ya no sería por la falta de libertades sino por cuestiones de bienestar que es otro cuento. Tanto, que los derechos se han venido dando por ciclos, pues primero fueron los derechos de libertad e igualdad para pasar luego a los económicos y sociales, junto con los del ambiente. Tirofijo inició  su insurgencia a la lucha por la  persecución  desatada contra los liberales  y luego apareció como líder social sin solución de continuidad. La primera posición era legítima, pero la que luego tomó no lo era, pues las condiciones se modificaron en  la medida en que el gobierno conservador salió del juego. Entonces ya esa motivación y esa legitimidad habían  muerto. Se entraba en otra esfera. Ya los derechos de bienestar no eran problemas de coyuntura sino estructurales, por lo tanto, se debían  espaciar las soluciones en la medida en que el país avanzara y por medio de la prosperidad pudiera enfrentar esos nuevos retos. Pasaron los años y la guerrilla se convirtió en  una empresa y dejó de lado sus aspiraciones de bienestar para el pueblo. Nunca logró  probar una legitimidad y antes por el contrario la sociedad entró  a rechazarla. Se presenta el caso muy particular de estar usurpando un poder popular que nunca ha tenido, de un respaldo que no aparece por parte alguna.

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