jueves, 18 de junio de 2015

LAS DIVISIONES DEL CONSERVATISMO


POR:  RAUL  PACHECO  BLANCO.

No obstante una tradición de unidad desde que fue fundado en 1.849 por Jose Eusebio Caro y Mariano  Ospina Rodriguez,  el conservatismo ha tenido importantes divisiones a través  de toda su historia. La más significativa de ellas en el siglo XIX fue la de históricos y nacionalistas. Cuando don Miguel  Antonio Caro comandaba las huestes nacionalistas y se enfrentaba a los históricos en donde militaba el sangileño Carlos Martinez Silva. Los nacionalistas eran más autoritarios, religiosos,  amigos del proteccionismo aduanero, de un presidencialismo muy marcado,  mientras los históricos eran más tolerantes, y amigos del libre cambio, de un presidencialismo atenuado,  como que tuvieron que aliarse con el liberalismo para luchar contra los nacionalistas. Entre ellos se repartieron la presidencia  de la república conservadora cuando llegaron a la presidencia Marco Fidel Suarez, José Vicente Concha, el general Pedro Nel Ospina, y Abadía Méndez. Luego se inició  otra época, con una nueva generación , la de Laureano Gómez, quien fue histórico y se batió  contra don Marco Fidel en sonoros debates en el Congreso. Ya con esta nueva generación surgió  la división entre ospinistas y laureanistas, que se prolongó hasta el régimen de Rojas Pinilla. Luego surgieron a raíz del plebiscito de 1.957 las divisiones entre leyvistas y alzatistas, y ya dentro del Frente Nacional, el alvarismo y el Pastranismo.  Como podemos verlo, todas estas divisiones se produjeron dentro del partido conservador siguiendo  a  sus propios jefes, no a jefes de otros partidos. En cambio ahora, el partido conservador está dividido entre uribistas y santistas, sacando del juego toda posibilidad de liderazgo de algún jefe del propio partido. El partido conservador se convirtió  en un partido de desplazados que fueron a parar al vaivén de los gobiernos, de la elección de presidentes liberales como Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos. A su alrededor han girado durante el octenio de Uribe y ahora bajo el ídem de Santos. No hay un solo ismo dentro del conservatismo como en otros tiempos en que por lo menos la diferencia de temperamentos o de principios llevaban a mover la política  y precisamente como oportunidad de refrescar los liderazgos. Nada. Santismo y uribismo es la orden del día dentro del partido conservador. Y se ha llegado a tal desfachatez  que se predica el dogma de ser al mismo tiempo gobierno y oposición. Unos disfrutan de puesto en el gobierno de Juan Manuel Santos y otros se baten en la oposición aliados  de Alvaro Uribe. Y todos tan campantes. Adiós todo lo demás.

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