domingo, 3 de febrero de 2013

DE STALIN Y TROSTKY A MADURO Y DIOSDADO CABELLO



POR:  RAUL  PACHECO   BLANCO.

 

La sucesión de Lenin fue dramática dentro de la revolución rusa. Un vez muerto el gran líder de la revolución, quedaron a las puertas de la sucesión política, Trostky, el ideólogo de la revolución permanente , intelectual, lleno de lecturas y de utopías y Joseph  Stalin el hombre pragmático, representante de las fuerzas armadas. Y en política se impone el más vivo, el que vive la vida al minuto con vocación de poder, sin  perder en ningún momento la dirección y la voluntad. Y obedecían los dos lideres comunistas a distintas   formas  de imponer la revolución : Trostky quería que la revolución fuera mundial, que se expandiera por encima de todo. Stalin por el contrario se restringía al ámbito nacional. Y empezó la lucha. A poco andar Stalin ya estaba montado en el poder y con saña se dedicó a hacerle la vida imposible a Trosky, quien fue primero expulsado del país y llegó a México. En México se entretuvo mientras tanto con los intelectuales de izquierda de la época mexicana, entre los cual se  contaban los pintores como Diego Rivera y Frida Khalo, quienes hacían vida de pareja. Pero con Frida había para todos y el líder soviético pasó  sus noches con ella no obstante la vida difícil que tuvo que soportar luego de un accidente que el cine se ha encargado de mostrarnos  con toda su crudeza. Y tanto Frida como Trostky se volvieron unos héroes, la una del dolor y el otro de la acción vengativa de Stalin a quien no le perdonó  la vida y lo mandó asesinar. Con toda la frescura del mundo. Y Stalin quedó solo en el poder para empezar a cavar la fosa del comunismo, porque con sus métodos que para algunos eran fascistas, satanizó el comunismo y vacunó a los intelectuales de izquierda europeos que estaban alineados con él para que buscaran por otros predios lo que se les había perdido , porque por allí no había señales de libertad, ni de independencia, ni de soberanía. Era otra satrapía más, disfrazada de redentor de una humanidad que se resistía ante semejantes métodos. El stalinismo corrió a todos los intelectuales europeos empezando por Camus y solo se quedó alineado Jean Paul Sartre.
 
Ahora en Venezuela las dos líneas que se insinúan en el poschavismo es la de Maduro, más de la línea de Trotsky y la de Cabello más stalinista. Maduro viene del sindicalismo y Cabello del ejército con todo el aparato de fuerza de una institución que ha sido un denominador común en Venezuela a través de su historia. De un lado el civilismo de Maduro y del otro la línea castrense de Cabello. Maduro en este momento tiene la palabra y el gobierno. Pero Cabello está ahí, vigilante, a la espera de su oportunidad.

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