viernes, 1 de junio de 2007

LA HISTORIA DE COSTAGUANA

LA HISTORIA DE COSTAGUANA.

Por: Raúl Pacheco Blanco

La historia de Costaguana podría ser la segunda parte de cien años de Soledad. En esta se funda a Macondo dentro de un ambiente de mito y leyenda y en Costaguana ya sale del juego tanto el mito como la leyenda, para entrar en la historia. Y en homenaje a Conrad ya no se llama Macondo, sino Costaguana, el país que él rescató en su corta estadía en Latinoamérica para formarse una idea de lo que somos. Juan Gabriel Vásquez se vale de Miguel Altamirano conocido por sus amigos del siglo XIX como el último renacentista, para colocar uno de los arquetipos que definen nuestra identidad histórica o mejor, ideológica. Por eso “a los treinta años no se le conocía novia alguna, y en cambio su prontuario como fundador de periódicos benthamianos, revolucionarios, socialistas, girondinos se ampliaba escandalosa. No había obispo al que no hubiera insultado; no había familia respetable que no le hubiera vetado la entrada a su casa, el cortejo de sus niñas” (J.G.V Alfaguara,2007, pag. 19).

Además había escrito “cría jesuitas y te sacarán las madres” y fundado el“NuevoMaterialismo”. Por esto fue considerado “endemoniado y poseso”. Altamirano asiste al golpe de cuartel que el general Melo le dio a Obando y al “hecho más importante en la historia del país “: la fundación de los partidos, cuando “reunidos los padres de las dos criaturas carigordas y ya malcriadas, aquellos dos varoncitos olorosos desde su nacimiento a vómitos y mierda líquida, se convino que al más tranquilo se le diera el nombre de conservador. El otro ( que lloraba un poco más) se llamó liberal” (pag.91). En ésa forma aborda él con sentido crítico la historia dela país, al cual llega Conrad.

A mi me parece un poco forzado ese acercamiento a Conrad porque no agarra bien el personaje, como tampoco el ambiente de esos mediados del siglo XIX. También prima la narración en pasado, que es propia del cuento y, trata de sacarle más partido al aspecto conceptual, al estilo Vallejo, desde luego sin caer en sus exageraciones. Eso favorece el relato porque lo hace más fluido, pero se pierde “ ese “ tratar de detener el tiempo para meterse en él, en el momento en que están sucediendo las cosas. Aquí hay un brillante alegato crítico más propio del ensayo que de la novela pues ésta exige una recreación de la vida, o un “estar en la vida.” Ese debate se plantea al final de la novela, cuando se habla de si es historia o novela la de Costaguana. A mi me parece más historia que novela.

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