domingo, 24 de junio de 2007

NOS DEFRAUDO CECILIA

NOS DEFRAUDO CECILIA.



Nosotros ya soñábamos con tener en la casa Rosada a Cecilia Bolocco, con su belleza magnificada por los años, como la de Sofía Loren que mientras más le pasan más bella aparece y convertida en la nueva Evita Perón , ya en este caso con un añejamiento chileno, como sus vinos, que son mejores que los argentinos; pero desgraciadamente no se dieron las cosas, como dicen los entrenadores argentinos cuando pierden un partido, porque se le olvidó el libreto en que se había embarcado y de los pasos que debía dar para llegar con su esposo a la casa Rosada, los dio mal y se enredó en la exuberancia de su sangre que se agitaba en direcciones distintas a las de Menem , quien sí lo hacía, con paso seguro, realizando su trabajo político y gastando ese flujo de sangre que le queda en esos menesteres y no en los otros, en donde es diestra Cecilia, con su calidez, con esa exquisita sonrisa de mujer madura que promete paraísos en la sombra, aliviada ya de afanes juveniles, con la languidez que da la experiencia realzada además por su trabajo de pasarela que la hace diestra en el manejo de la escena, pero hasta los dioses se equivocan y también ella cayó en la trampa que le puso el destino para probarla y saber si era digna de llevar la antorcha de Evita, que se dedicó a sus descamisados , mientras Cecilia se descamisaba tanto en privado en compañía de amigos de consideración, como en público, con vestidos de gala envueltos en una gasa que dejaba la posibilidad del sueño a las puertas de sus encantos, tan pluralistas como la sociedad que la admira y la desea, pero o, nos dañó la segunda parte de la ópera Evita, cuando ya la veíamos en los aeropuertos europeos recibida por personalidades y multitudes enardecidas y entrando al Vaticano tocada con vestidos más castos que los que modela, mientras el Papa embelesado besaría la esposa de Menem y Cecilia no se arrodillaría ante el Papa para besarle l esposa ( el anillo) papal, en ademán de hija devota, trastocándose los papeles porque ahora el Papa reverenciaba la belleza y no la teología , en la que es fuerte Benedicto XVI y lo ha llevado al trono de Pedro, todo eso soñábamos para Cecilia pero nos defraudó y el pobre Menem debe tener ardida la frente calcinada no tanto por los rigores del trópico , como por la traviesa geografía de su cónyuge, tan espumosa como el Casillero del Diablo, que pasa bien con la aceituna y deja afiebrada la piel para la faena de la uva cuando es macerada y concentrada en toneles de madera, para que empiece el largo sueño de su añejamiento, pero tampoco podemos echarle toda la culpa a Cecilia, porque también la tiene Menem por meterse de redentor cuando ya debía estar en el Monte de los Olivos, dedicado a la meditación y no metiendose en caminos de once varas en ese largo pleito con la vejez .

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