viernes, 22 de junio de 2018

LA HISTORIA POPULISTA

POR: RAUL PACHECO BLANCO

 La historia hasta el momento había sido escrita bajo el punto de vista liberal, conservador, católico, marxista, neutral y ahora Antonio Caballero lo hace bajo una perspectiva populista. Henao y Arrubla, el hermano Justo Ramón, Indalecio Liévano Aguirre, Antonio García, Germán Arciniegas.

¿En qué consiste?. En que la lucha ya no es entre partidos ni entre clases sociales, sino entre pueblo y élites. Por eso escribió La historia de Colombia y sus oligarquías.

Yo no había gozado tanto con la lectura de un  libro, como con este. Es como si se dijera que Caballero se dedicó a personalizar y encontrar en la historia de Colombia, los personajes que figuran en Cien años de Soledad, Y lo hace con una ironía, con una precisión, que a medida que avanza uno en la lectura, como que lo hace con pausa  para no perderse detalle, para soltar la carcajada en el momento preciso y admirarse de la precisión de la prosa.

Y como si fuera poco, los personajes se nos aparecen en dibujos que están llenos de la misma ironía de la prosa, con una deliberada imprecisión en la forma, pero con el sarcasmo a flor de labio. Y qué belleza de edición toda.

Si en la lectura de otros libros uno quiere saber el desenlace, o se cansa y mira a ver cuántas páginas faltan para que termine, en esta uno lo que quiere es demorarse, como lo hace cuando se come un ariquipe o cuando paladea un pastel de gloria. O hace como los niños cuando se come un helado, lo hace con más lentitud con que la cámara de Bergman se regodeaba en sus películas, para que no se le acabe.

En esos primeros capítulos se desata toda la orgía de la incoherencia en que hemos vivido, la falta de consistencia, la incongruencia, la contradicción misma en nuestra historia y en nuestros personajes.

Al pobre san Pedro Claver lo deja en cueros, al decir que era tan insignificante que le tocó o no pudo ser otra cosa que santo.

Yo me reí a carcajadas leyendo esa apreciación. Pero cuando llega al arzobispo Caballero y Góngora entonces si se pone serio y lo critica y alaba pero dentro de un  plano normal, pero a los demás los pone en la sima de la incongruencia, de la inautenticidad.

Y si se prescinde de la ironía se encuentra con la crítica a fondo de todos los hechos y personajes que han constituido  la historia colombiana.

A medida que avanza el tiempo va perdiendo la chispa inicial y queda convertido todo en una crítica, en una  actitud crítica contra todo lo que se mueve, no importa si sea conservadora  o liberal. Pero desde luego se impone la óptica liberal.

Si en su libro dice que Cien Años de Soledad es un  fresco apretado de la historia de Colombia, como lo digo yo al principio, Caballero le pone nombre y apellidos a esos personajes de novela.

La critica se agudiza ya en los capítulos finales donde se le pone acento a la tesis central de la historia que es la interpretación populista de la historia, en donde se acumula  el complejo de culpas de las oligarquías y se saca en limpio la contraparte. Ya la ironía, el desborde de destreza verbal se acaba para mojar la pluma con veneno y poner en el tribunal de acusaciones a presidentes como Samper, quien fue comprado directamente por los narcotraficantes y  permitió su elección, a Pastrana por dejarse engañar de la guerrilla, a Gaviria por traer de los cabellos al neoliberalismo, a Uribe por su fomento del paramilitarismo. Todos ellos son opacados históricamente por los verdaderos forjadores de la época, como lo fueron Tiro Fijo y Pablo Escobar. Empieza uno muriéndose de la risa y termina llorando las desgracias.

 

No hay comentarios: