viernes, 10 de noviembre de 2017

LO MISMO DA



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Fue tanto el énfasis del presidente Santos en que el tribunal de paz haría justicia y repararía a las víctimas, que la opinión pública empezó a tragarse el cuento. Por eso, cuando las Farc se constituyeron en partido político y se  lanzaron nombres para el Congreso y candidato presidencial, la opinión pública puso el grito en el cielo. No podía ser posible que los guerrilleros sin tribunal a la vista, ni jueces para juzgarlos, se lanzaran a los cargos públicos. ¿En dónde quedaba el juicio, la absolución o la condena, el resarcimiento de los perjuicios? Pues viéndolo bien da lo mismo que se lancen ahora o dentro de cuatro años cuando hayan sido juzgados y absueltos por la justicia especial para la paz. El tribunal no es un tribunal para juzgar delitos y condenar, sino para absolver. Los guerrilleros culpables de delitos políticos según los pactos serán amnistiados, per se, sin  necesidad de pasar por jueces y tribunales y los demás, los que están sindicados de delitos de lesa humanidad y de guerra, irán a juicio con el tribunal. Pero se sabe de antemano que ni siquiera los guerrilleros que hayan cometido éstos delitos, serán privados de su libertad y deberán pagar una condena. Para estos, si confiesan, ¿quién no lo haría a semejante precio de ganga?, se les condenará. Parece excesiva la palabra, a penas, igualmente excesiva la palabra, a  realizar obras sociales: desyerbar una calle y no purgarán ni un  minuto de privación de la libertad. Y además, podrán adelantar sus campañas para los cuerpos colegiados, sin inhabilidad alguna, no obstante sus antecedentes. Da lo mismo pues, que se lancen ahora, cuando no existe tribunal ni jueces, que cuando el Congreso haya aprobado la constitución del tribunal y éste empiece a laborar, ante la admiración de la opinión pública mundial, y ante la conciencia jurídica de la  Corte Penal Internacional que no sabrá qué hacer en ese momento, si alabar semejante astucia o ponerle freno a tanta impunidad. Luego en medio de todo está muy bien que esto hubiera pasado para que la opinión pública se diera cuenta, ahí sí, de que los guerrilleros no pagarán un  solo día de cárcel ni por los delitos más graves que hayan cometido. Así que la candidatura presidencial de Timochenko es un hecho, lo mismo que las de Iván Márquez y el resto de miembros del secretariado,  como si fuese un milagro de José Gregorio Hernández, el santo venezolano, no el jurista  colombiano.

No hay comentarios: