POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Gaitán hablaba del país político y del país nacional. López
Michelsen se refería al país moderno y al país atrasado, cuando las épocas del
MRL. Alvaro Gómez tenía en mente el Régimen, que se interponía en el camino de
la nación y del estado. Los izquierdistas analizaban el fenómeno entre un país
real y un país formal. Ahora estamos ante una nueva realidad: Entre el Estado
tradicional y el Estado globalizado. Dígalo sino el descubrimiento de todo un
aparato terrorista encarnado en el MRP, con brigadas de choque y movilizaciones
a raíz de su captura. Pueden no ser ellos los del atentado al Andino, pero lo
que si queda claro es que ahí hay una organización terrorista, que ya no obedece
a los patrones del país tradicional, sino del globalizado. Son las nuevas
generaciones con la irrupción de este medio de protesta, que viene desde el
derrumbamiento de las torres gemelas hasta los golpes en diversos países europeos,
dados por organizaciones religiosas y nacionalistas, que protestan contra los
últimos coletazos del imperio norteamericano, pero a su vez expresan un sesgo
religioso, o racial o político. Y sucede esto, cuando el país tradicional
asistía al tránsito del proceso de paz
para acabar con el medio de violencia tradicional que se manifestaba en las
zonas más apartadas del país. Y
precisamente cuando comentaristas de prensa, de todos los matices se expresan
sobre un tema al que hemos llegado por consenso, que es el de la falta de
Estado. Y no solamente los columnistas, sino intelectuales internacionales como
Robinson y cuanto pensador se haya acercado al fenómeno de la violencia rural,
para achacárselo a la precariedad del estado, que no llega con la justicia, la
administración, la educación, la seguridad ,la salud y el reparto de tierras.
Ya Claudia López lo había expresado muy bien en su libro y proponía todo un
proyecto para llevar el estado a las regiones y evitar así el caldo de cultivo
para los movimientos guerrilleros. Y como lo acaba de demostrar el coronel Julio
César Prieto en su libro, donde el estado pone a enfrentar hasta sus propios
funcionarios, con políticas equivocadas como lo fueron las del apoyo al
paramilitarismo. Y lo vimos con el narcotráfico en que el Estado tenía que hacer
contubernio con alguno de los otros carteles para poder enfrentarlos, como el
presidente Samper. Y como el general Maza Márquez. Luego si debe haber un propósito nacional, ese debe ser el de
construir estado. Mas fuerte.
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