viernes, 22 de enero de 2016

LA CAIDA DE LOS GIGANTES DE KEN FOLLETT


 
POR: RAUL  P ACHECO  BLANCO.

 

Los socialistas suecos, muy elegantes por cierto, llevaron a Lenin hasta una tienda de ropa para quitarle de encima ese aspecto  de granjero pobre, con botas desgatadas por el uso y el abuso, para envolverlo  luego en un abrigo de cuello de piel  y armar  un hombre nuevo que tuviera la apariencia de un estadista, como el que iba a presidir la nueva Rusia antizarista. Esta es una de las muchas escenas de la novela La Caída de los Gigantes, de Ken Follettt, un novelista galés  quien se propuso novelar el siglo XX europeo, comenzando por  la primera guerra mundial que traería la caída de los grandes imperios, como el ruso, el alemán, el austrohúngaro,   el inglés, para entrar luego a la revolución rusa de 1.917,  y a la lucha por los derecho electorales de las mujeres. Para ello se vale de familias que soportan el peso de esas experiencias  y pone en escena a los ingleses Fitzherbert, americanos Dewar, alemanes von Ulbritch , rusos Peskov, entre otros. Al principio uno echa de menos a los austrohúngaros y serbios y bosnios, pues la primera guerra mundial estalló por la muerte del heredero  de la corona austrohúngara, el archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo a manos del serbio Gavrilo  Princip.  Pero le quedaba más cómodo terciar por predios conocidos, mostrándonos  el Londres de principios de siglo , los mineros ingleses con su problemas de tipo social y de seguridad, la desesperación del pueblo ruso por la falta de pan y la dictadura de un zarismo ya desaforado, hasta el punto de soñar con una democracia que les irían a proporcionar los bolcheviques de Lenin y Troszky. ¡qué ironía!. Así  que ese aire prerrevolucionario ruso quede muy bien reflejado, lo mismo que el drama que vivieron alemanes e ingleses por culpa de la guerra , cuando uno de los personajes de la novela, Walter, decide casarse con su novia inglesa  Maud, antes de que empezara  la guerra, para luego hacerle frente a una separación de tres años para poder disfrutar de su vida conyugal.  Y cuando ya avanzaba la guerra, el presidente norteamericano Woodron Wilson, decide participar en el conflicto, para asegurar en esa forma, el triunfo de los aliados sobre Alemania. Y Alemania a su vez pasará por épocas tan difíciles que seguramente le servirían para abonar el sitio que hoy ocupan  dentro de la eurozona , como dueños austeros de la cartera europea.

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