martes, 3 de noviembre de 2015

EL LOPISMO



POR:  RAUL  PACHECO BLANCO.

 

La izquierda dentro del liberalismo puede estar encontrando su propia ruta. Ya se hicieron esfuerzos cuando entró en la lisa el Polo Democrático y llevó a la alcaldía tanto a Moreno Díaz como a Petro. Y silenciosamente se le fue adhiriendo el samperismo, quizá con ánimo burocrático pero al fin de cuentas con alguna afinidad de tipo ideológico. En todo caso Ernesto Samper se hizo fuerte en la burocracia y no obstante la mala imagen que tiene, el mueve sus fichas permanentemente. Y se presentó  luego la coyuntura de la elección de alcalde para Bogotá  y alrededor de Clara López se fue haciendo la tropa de esa izquierda que va de Samper, pasando por Serpa, por Gómez Méndez , y los hijos de López Michelsen, los López Caballero, entre otros. No fue exitosa esa eventualidad, pero ahí quedó flotando el nombre de Clara López.  Luego alrededor de Clara López puede llegar a reencarnarse el viejo lopismo, para entroncar con la tradición del viejo artesano radical don Ambrosio López, para seguir con López Pumarejo y luego con López Michelsen. Esa ruta que hizo popular al liberalismo y que le sirvió para ganar toda clase de elecciones y que viene de la revolución en marcha, se vino al suelo por una parte por la acción de la guerrilla, que diabolizó cualquier propuesta izquierdista y por otro lado, por la irrupción de la derecha liberal encarnada por Alvaro Uribe y luego por Juan Manuel Santos. Pero si se logra la paz para las próximas elecciones veremos en movimiento ese viejo lopismo alrededor de Clara López. Y si bien puede no irle bien en esa primera tentativa, sobre todo enfrentada a una candidatura tan sólida como la de German Vargas Lleras, puede insistir para la siguiente, cuando se esté cocinando la reelección de Vargas Lleras. Y ante el desgaste de la misma y ya sin la guerrilla como elemento disuasivo, puede ser el momento para el regreso del lopismo envuelto en el papel celofán de la izquierda. Porque en medio  de todo  nadie sabe para quién trabaja y todo lo que podría cosechar la guerrilla ya como partido político, se lo llevaría esta izquierda criolla, ya conocida por la afición. Así que la gran beneficiaria de toda esta movida vendría a ser la casa López, alrededor de doña Clara, la heredera del viejo lopismo. Luego todo el trabajo guerrillero de cincuenta años lo entraría a capitalizar el viejo lopismo después de tantas muertes y tanto sudor y lágrimas.

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