POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
El partido conservador se encuentra en una encrucijada
grande. De una parte el grupo de parlamentarios que votó por Juan Manuel Santos considera tener la
legitimidad por cuanto su candidato ganó las elecciones presidenciales y entran
a formar parte del gobierno. Y de otra, Marta Lucia Ramírez señala que la
legitimidad la tiene ella, por cuanto fue elegida por una convención, que si
bien es cierto fue objetada en sus momento, el Consejo Nacional Electoral le
dio vía libre a su candidatura . . Los parlamentarios elegidos en las
elecciones correspondientes alegaban también su legitimidad por cuanto habían
pasado por una decisión popular y que su junta podría entrar a gozar de la
representatividad del partido. Pero
viene luego la elección presidencial en primera vuelta y la candidata Marta Lucia Ramírez
recibe dos millones de votos. En este caso, se trata de una legitimidad más
fresca, por cuanto las bases del partido se manifestaron. Tradicionalmente
además, quien sea señalado como candidato del partido a la presidencia, se
convierte de hecho en jefe del partido. Luego no cabe duda alguna, que quien
tiene la legitimidad en este momento es Marta Lucia Ramírez. Ella por lo tanto,
se constituye en la jefe y está por encima de cualquier junta de parlamentarios
y de cualquier otro directorio que se haya formado anteriormente, por
decisiones discutibles por cuanto no han pasado por el cedazo del voto popular
que es el que encarna la legitimidad. Hay
que tener en cuenta que aquí no hablamos de legalidad, pues no se trata de
disposiciones reglamentarias, sino de legitimidad que es la apelación suprema
al pueblo para que se manifieste y tome una decisión.. Sería un oportunismo tremendo
entrar a formar parte de un gobierno que no fue elegido por la totalidad
del electorado conservador, sino parte de él. No cabe duda que al partido
conservador le corresponde ahora hacer
la oposición, jugarse esa carta que ya tenía olvidada en el Pozo de Donato al convertirse en un
partido alimentador, como esos buses de Metrolínea que surten de pasajeros a los buses grandes que
llevan a un destino previamente fijado. Los partidos alimentadores por lo
tanto, solo se encargan de reclutar gente
para que otros hagan la vuelta y coronen la ruta., haciendo un gobierno
ajeno.. Lo contrario implicaría continuar en la misma línea que ha llevado en
estos años que le han hecho perder identidad , hasta tal punto que los
conservadores hoy en día son o santistas o uribistas.
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