viernes, 18 de octubre de 2013

VARGAS LLERAS Y ALZATE AVENDAÑO.




POR:  RAUL  PACHECO  BLANCO.

Llegar a la presidencia de la republica es la máxima aspiración de un político. Por eso todo político que se respete tiene que conseguirla a como de, mas si tiene estirpe de presidente, como es el caso de German Vargas Lleras, perteneciente a una familia que produjo  dos presidentes en el siglo pasado. Si bien es cierto él se ha ganado en franca lid esa aspiración, lo cierto es que existe un valor agregado que no se puede desconocer y es esa ascendencia. Tanto, que si  no se alcanza la aspiración se consideraría  fracasado. Y quiérase o no, se establecen turnos presidenciales, sobre todo  en un medio tan cerrado como el colombiano, en donde existe una endogamia del poder. Y parece llegado el turno de German Vargas Lleras. A tal punto, que ya está convenido con el presidente Santos, luego de su reelección.  En el siglo XIX monseñor Herrera Restrepo era quien señalaba los turnos presidenciales en el partido conservador que era el dominante. Luego lo fue por mucho tiempo El Tiempo. Ahora lo establece el juego político. Y el juego político indica que ha llegado el turno de Vargas Lleras. Por eso él no se pone nervioso ante la perspectiva de que se pueda alterar lo ya convenido, es decir, luego de la reelección de Santos, la elección suya. Está tranquilo.  Como estaba tranquilo Gilberto Alzate Avendaño cuando por las circunstancias políticas le llegaba el turno. Y estaba tan tranquilo, que tuvo la oportunidad de llegar a la presidencia cuando se enfermó  de gravedad el presidente Laureano Gómez. En ese momento Alzate tenía la sartén por el mango pues controlaba el Congreso y debía ser el legitimo sucesor de Gómez. Pero Laureano le hizo la escena de que se iba a morir y su última voluntad era la de que Roberto Urdaneta lo sucediera en el poder. Y él se allanó, pues estaba seguro que para el próximo periodo la presidencia seria la suya. Desgraciadamente el destino interfirió la voluntad de Alzate y de la política del momento y se lo llevó antes de tiempo. Alzate murió como decía él, “como un barco que se hunde con las luces encendidas”  Tenia 50 años en el momento se su muerte y lo acompañamos hasta el cementerio Central cuando éramos estudiantes del Externado de Colombia. Luego la historia no es tan lineal como se sospecha, de ahí que German Vargas Lleras deberá estar penándolo todos los días cómo debe jugar sus cartas, ante la incertidumbre que muchas veces se aparece y coge desarmada a la historia.

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