lunes, 22 de abril de 2013

LOS OCHENTA AÑOS DEL MAESTRO PACHECO



POR:  RAUL  PACHECO   BLANCO.

Me parece verlo con su vestido azul claro de solapas gruesas y en punta, camisa blanca y corbatín. El corbatín no se lo ponía nadie en esa época y menos en el colegio. Pero él iba contra la corriente y debía diferenciarse delos demás dejando a un lado la corbata. De lo contrario iba en contra de los cánones del artista. Se graduaba ese año de bachiller en San Pedro Claver,  luego de una  temporada de vacaciones en el seminario   a donde  llegó con la ilusión  de   encontrar una vocación que al fin y a la postre le sería esquiva.. Al poco tiempo lo expulsaron  del seminario cuando  apareció  una carta de Medellín ,  de una niña que había conocido en sus vacaciones en Cartagena y  que por cierto  echaba  nones.. Eso escandalizó  al padre rector quien lo llamó a su despacho  para reclamarle que si él quería ser esclavo del señor debía empezar por dejar a las mujeres y que por lo visto le interesaban más las mujeres que Dios. Por lo tanto, afuera.  Y terminó  su bachillerato con los jesuitas a cuyo grado no pude acompañarlo pues a mi me habían rajado  con una nota de 1,1 en religión. Luego se fue para España  y acampó  en la escuela de San Fernando por donde había pasado Fernando Botero. En Madrid  además de la pintura y la escultura  se dedicó a la poesía, en la cual le iba muy mal.   Me imagino que iría con ese mismo vestido azul claro y su corbatín a los recitales que daban en el café  Varela   donde solían recitar a la media noche los versos más malos que por esa época se daban y que muchas veces terminaban  en  rechifla  al poeta de turno. De España pasó  luego a Italia  y  abandonaría ya la pintura clásica que había aprendido en la escuela de San Fernando,  para irse metiendo en el mundo florentino  y en los grandes pintores del Renacimiento. Pero allí fue corta su estancia y luego terminó  en Paris, llamado por   el amor y por el estilo definitivo en su pintura.  En la pintura moderna lo importante era encontrar su propio estilo, de lo contrario no valía nada. Y el maestro lo encontró en base a una textura que lograba derramando  el acrílico sobre el lienzo, dando una base de raíces para sobre esa base dejar correr las figuras planas, sin profundidad, a manera de grande vitrales.  Creó una especie de impresionismo muy personal, sin abandonar del todo la figura humana. Le fueron llegando los premios en Paris en diferentes concursos y exposiciones y su pintura se cotizó en Europa. Luego, al final de sus días se vendría para Bucaramanga en donde murió luego de haber realizado muchos de sus sueños, cuando en la mañana de un 29 de abril naciera en Pamplona, fuera bautizado en el Humilladero  con el nombre de José Manuel y cuando al día siguiente de su nacimiento  fuera asesinado José Sánchez Cerro, el dictador peruano que estaba en guerra con Colombia y se había apoderado de Leticia, mientras el capitán Juan Lozano y Lozano hacía de las suyas como héroe que fue de la batalla de Guepi . En Suratá aprendería el espectáculo de los colores, del verde de la naturaleza  en  todas sus gamas y matices y en Bucaramanga desarrollaría  el aprendizaje de la mano de Praxedis Rueda.  Así  que de vivir el maestro, cumpliría sus ochenta años llenos de lienzos y de colores.

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