viernes, 18 de noviembre de 2011

LA JEFATURA DE ANDRES PASTRANA.

Por : RAUL PACHECO BLANCO.

Es tan difícil la situación del partido conservador en las actuales circunstancias que no cabe otra cosa que la presencia de un líder lo suficientemente prestante que asuma la jefatura única del partido, y ese no puede ser otro que el ex presidente Andrés Pastrana. Es un imperativo categórico. Generalmente cuando la situación está grave y se avecina una crisis, solo un líder es capaz de sacarla adelante. Toda clase de movimientos, partidos, revolución, lo que sea, requiere de un líder. De lo contrario las cosas no funcionan. Si miramos hacia el panorama de la política nacional, veremos como las expectativas se mueven a través de un nombre y no de un movimiento, partido o tendencia. El liberalismo se está reuniendo alrededor de una alianza con Cambio Radical, para asumir, o bien la reelección del presidente Santos, o la candidatura de German Vargas Lleras. El partido dela U, si bien es cierto está en sucesión y no se sabe quién se quedará con él, pues si el presidente Uribe fue su fundador, ahora las cosas han cambiado y la sartén la tiene por el mango el presidente Santos. Como dijo el andaluz político costeño Benedetti, Coca Cola mata tinto. Pero en todo caso, se va tras de Santos o de Uribe. Siempre hay de por medio una figura relevante, un símbolo, una insignia. Y el progresismo se ha topado con un líder de mucho presente y mucho futuro si lo sabe administrar, como Gustavo Petro, Y, el partido Verde en cambio ,se debate en la incertidumbre, porque no tiene un líder indiscutido que lo tome , se lo eche al hombro como un jugador de medio campo o un centro delantero con el diez a la espalda. El partido conservador mientras ha sido conducido por políticos sin mucho nivel intelectual y escasa estatura política se ha convertido en una masa amorfa buscadora de puestos, sin ideas y con voluntad de entrega. Le ha faltado la factura, el talante de un jefe de talla nacional que le trace derroteros muy concretos, de metas de partido y no condescendencia con el juego político. Porque como dice la vieja frase, la política no tiene alternativas, o se la hace, o se la padece. Y el partido conservador la ha padecido, soñando con que el presidente Uribe era su jefe y estaba llevando las ideas conservadoras al poder y lo que estaba haciendo era liquidándolo como fuerza política. No hay sino que mirar a todos los costados, para darse cuenta de que el partido parece un ejército en derrota. Por todas estas razones, lo más sensato es dejar en manos de Andrés Pastrana la jefatura del partido, con toda clase de poderes, para que proceda a rehacerlo, a organizarlo y a dirigirlo para lo que se viene. De lo contrario, tendrá que conformarse con las migas que le deje el banquete del rico Epulón, sin derecho a protesta. La calidad de ex presidente de Andrés Pastrana le da un aura que es indispensable para que alrededor de él se forme una nueva dinámica, que le dé el aliento suficiente, sino para llegar al poder, por lo menos para mantenerse como partido y no como montonera.

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