Por: Raúl Pacheco Blanco
Un hombre público tiene que ejecutar muchos roles. Si es parlamentario, debe asistir a las sesiones y sobre todo participar. Pero como parlamentario debe saber derecho constitucional o economía, porque de lo contrario pierde presencia .
Si es gobierno, tiene que ponerse la camiseta de administrador. Si es jefe de partido debe estar asistido por la gracia divina para que su lucidez política lo acompañe. Laureano Gómez, por ejemplo, fue un gran jefe de partido y gran parlamentario, pero pésimo gobernante.
Y para el cambio de roles debe haber cierto aclimatamiento.
Esto le debe haber pasado a Horacio Serpa en su tránsito hacia la administración , porque ahora sí parece haberse puesto las pilas, sonándole de entrada la flauta del plan de desarrollo y, ya con él, puede empezar a proyectarse como administrador.
Faltan desde luego los resultados.
Por lo menos arrancó campaña con base en ese plan y con los slogans acuñados en vallas y pancartas , lo suficientemente llamativos como para hacer harta alharaca y harta bulla.
Pero le entró la nostalgia de la política. Porque aquello de ver jugar a los demás sin poder tirar cartas cuando se es un experto jugador , es duro.
Por lo tanto, decidió volver a su condición de político con una declaración que si bien lo refresca y lo coloca de nuevo en la palestra, no tendrá acogida alguna pues cada quien tiene ya su propia estrategia de corto o largo alcance, pero siempre tratando de sacarle provecho a las circunstancias.
Por ejemplo: una candidatura liberal estando de por medio Uribe, es un suicidio. Los posibles candidatos bien saben que no tienen juego, pero el hecho de ir a una consulta y salir elegido así sea para perder, lo pone en la cabeza de la fila y a partir de ahí puede labrarse la siguiente candidatura con presidencia incluida.
Esto le sabe bien Serpa y por eso quiere que nadie le coja ventaja en la candidatura que se escoja, porque ahí sí lo alejaría definitivamente de de la línea de sucesión que hasta ahora había conservado.
Por eso, si el liberalismo no lanza candidato presidencial, se congela la nómina y Serpa sigue teniendo opción.
En cambio si se escoge a Vargas Lleras, Rafael Pardo o Gómez Méndez, o Gaviria, ahí se estará asegurando el futuro de la política y Serpa ya no tendrá nada qué hacer.
Así que lo que más le conviene a él para sus futuras aspiraciones, es que el liberalismo se abstenga de lanzar candidato.
En todo caso, Serpa se despertó y se puso las pilas, no sabemos todavía si con buenos vientos como administrador o como político.
viernes, 9 de enero de 2009
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