sábado, 31 de enero de 2009

EL PAIS DE LA CANELA DE WILLIAM OSPINA



POR: RAUL PACHECO BLANCO

La historia comienza en el Cuzco, en el Perú, cuando la conquista avanza a través de los Pizarro, Orellana y compañeros, obsesionados por conocer el país de la canela.
Se adentran en el mundo de los incas, van por Ecuador, se embelezan con el Amazonas y la selva tupida viven su laberinto embrujado de toda clase de ruidos, de animales curiosos, de plantas y descubren nada menos que el país de las Amazonas, unas indias blancas que se muestran desnudas y no permiten la presencia de los varones. “No son casadas y no aceptan hombres en su cercanía sino solo en la guerra y como servidores, y para preñarse y tener a sus hijos cada cierto tiempo emprenden la guerra contra un reino vecino de indios altos que es el que prefieren, y en esas guerras capturan a todos los indios que quieren y por un tiempo los tienen con ellas y aparean . Son los únicos enemigos de guerra a los que perdonan , y después de servidas los devuelven a sus tierras sin hacerles daño.”( pag 243 ).
Y tienen su reina, que es Karanaí .
Luego siguen por el sur de Venezuela, rodeándolo , hasta entrar al mar del norte , cruzar el océano y llegar por Trinidad, hasta la isla Margarita, donde termina la expedición.
Luego el protagonista tiene oportunidad de viajar a España para dar a conocer la hazaña, que es mirada con indiferencia y solo en Roma los cardenales se interesan por la isla de las mujeres desnudas, que les sirven para fantasear y en medio de los rigores de sus claustros , se enfrascan en polémicas en torno a su origen, que tratan de situar en Grecia. El relato nos lo hace Cristóbal de Aguilar y Medina, hijo de Marcos de Aguilar , quien introdujo los primeros libros en las Antillas y de una indígena de La Española.
Lo hace en primera persona , lo que permite a William Ospina sacarle partido a la elaboración del discurso narrativo, construyendo verdaderos palacios verbales, como lo han querido hacer también Espinosa en su Tejedora de Coronas y Victor Paz en sus biografías poéticas .
Además utiliza la técnica del cuento, de narrar en pasado, quitándole con ello ese sabor de frescura, de cosa recién hecha en que el lector se involucra cuando evidentemente se novela, para que todo se realice en presente., como si ocurriera en el momento mismo de la narración los hechos.
Va lo uno por lo otro. La belleza del estilo , pura creación verbal, por la inmediatez de la acción .
Lo cual no obsta para que Ospina a ratos nos haga untarnos de selva, oler la tierra mojada y la vegetación , lo mismo que el concierto de sonidos que se producen allá en su fondo misterioso.
El narrador vive sus veinte años, desde su perspectiva de mestizo, hijo de español y de india, sin que hubiéramos llegado al paraíso soñado del país de la canela.

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