Por: Raúl Pacheco Blanco
Prácticamente se ponía en marcha un co-gobierno latinoamericano, presidido por Hugo Chavez y con un amplio ministerio encabezado por Néstor Kirchner, el expresidente argentino, en su calidad de jefe de gabinete y Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Kirchner, y más en la sombra Fidel Castro. La ocasión era propicia, pues la guerrilla estaba dispuesta a entregarle a Chávez, para consagrarlo como jefe nato de ese nuevo bloque latinoamericano, a los secuestrados. Les falló, por cuanto las Farc ya habían tratado de desembarazarse de Emanuel, el hijo de Clara Rojas y no pudieron cumplir con la promesa. Pero el equipo de Chávez está ahí. Y este era el acto protocolario de fundación, para el cual contrataron al cineasta Olivier Stone, quien estuvo pronto con sus cámaras para captar, tanto para el arte, como para la historia, el acontecimiento. También se hacían presentes las Ongs europeas, quienes tienen una visión sesgada de la guerrilla, emparentándola con un paradigma muy europeo: el de Robin Hood. Ese equipo no obstante sus acercamientos al modelo castrista, que es el inspirador de Chávez, no es completamente homogéneo en lo ideológico, pues el Kirchnerismo puede comulgar con el anti-imperialismo de Chávez y con sus proyectos de integración latinoamericana, más no así con el marxismo-leninismo y bien lejos está el pueblo argentino de quererlo y auspiciarlo. La oposición al gobierno argentino se ha dolido de la humillación de un ego tan cultivado como el argentino , de ver a su expresidente, como comparsa del coronel caraqueño. Joaquin Morales Solá (La Nación,30-XII-09), lo expresa con asombro al sorprender a su expresidente “convertido en el extraño caso de un pingüino sumergido en la tórrida selva”, para formar parte de un equipo que por cierto no es River y menos Boca. Pero el gobierno argentino está atado por la financiación de la deuda pública por parte de Chávez y ahora el caso de la valija de Antonini en donde llevaba ochocientos mil dólares para saldar pasivos de la campaña presidencial de los Kirchner. Como lo está Evo Morales, ante la chequera abierta de Chávez hacia su gobierno y las coincidencias ideológicas, que no son compartidas por un país fraccionado como el de Bolivia entre la gente de la Paz y la de Santa Cruz y, étnicamente por la preponderancia indígena manifestada en una constitución todavía capitalista pero con acento social, manejando los excedentes económicos como la social-democracia y decididamente indígena con justicia propia, sin dependencia de la justicia ordinaria.
Rafael Correa tiene coincidencias con Chávez, pero él maneja la teología de la liberación que no es exactamente marxista-leninista y se debate en una lucha parecida a la de Chávez, de imponer un modelo de constitución que le permita profundizar lo social y económico. La república bolivariana de Chávez no es Venezuela, sino la Gran Colombia de Bolívar y para enlazar ese ovillo, sólo faltan Colombia y Perú.
Pero ni Colombia ni Perú le caminan a esa experiencia en las condiciones en que la plantea Chávez, pues en lugar de promover la integración, lo que está fomentando es la formación de dos bloques enfrentados, bajo el punto de vista ideológico, haciendo más difícil la integración latinoamericana que la Europea, donde se contó con estadistas de la talla de Felipe Gonzalez y Francois Mitterrand, quienes estaban embarcados en modelos de carácter socialista más no comunista. Mariano Grondona se encargó de concretar los modelos latinoamericanos en bolivarianos y sanmartinianos, más que todo para hacer énfasis en la democracia, pero no encaja en las reales dimensiones del Libertador, que no da para situarlo en la línea de un dictador caribeño tipo venezolano, nicaragüense o dominicano. El equipo de Chávez queda en suspenso hasta que aparezca la nueva oportunidad que lo salve de esta inicial salida en falso .
Deja también cojeando el gobierno de Cristina Kirchner, que por culpa de ese acercamiento con Chávez, le crea de entrada un incómodo conflicto con los Estados Unidos, alejando cada vez la posibilidad de un liderazgo argentino, que históricamente le ha disputado a Brasil. Brasil está muy sólido, afianzado en ese liderazgo y con un estadista como Lula Da Silva, quien no se ha prestado para los juegos de poder de Chávez, porque comprometería el puesto que ocupa y que aspira en corto tiempo a meterse en la línea de las potencias emergentes, como lo son China y la India..
Por lo pronto, Chávez no se arriesgó a salir con su equipo para la liberación de Clara Rojas y Consuelo González y prefirió colaborar con el gobierno colombiano para sacar adelante algo que estaba dramáticamente estancado.
Ahí las cosas funcionaron , Chavez tomó un nuevo aire y seguramente, buscará la oportunidad adecuada para el éxito de su equipo, que no pudo debutar en el escenario latinoamericano, para que Oliver Stone recogiera las imágenes en una de sus grandes películas .
viernes, 11 de enero de 2008
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