POR: Raúl Pacheco Blanco.
Para entender lo que está sucediendo en Venezuela bueno es trasladarnos a la historia ,porque nos permite encontrar una respuesta, al ver una línea de autoritarismo que se proyecta a través de los tiempos, hasta llegar a su punto de intersección actual. El protagonismo en Venezuela no lo hace Simón Bolívar, sino José Antonio Páez, quien prácticamente es el inspirador del modelo, pues Bolívar debe repartirse a nivel continental y no tuvo tiempo de manejar la política menuda. Asi como en Colombia se impuso el santanderismo , en Venezuela lo hizo el paezismo, el cual gobernó de 1830 a 1847.
Precisamente el gran ideólogo venezolano de esta tendencia, Laureano Vallenilla Lanz, le otorga al general Páez el mérito de haber cohesionado a Venezuela, de integrarlo como país, y de paso establecer un contraste entre Bolívar, el mantuano culto y aristocrático y el llanero campesino que tuvo que aprender hasta la manera de usar los cubiertos en la mesa. Durante este periodo de 17 años Páez gobernó con mano dura, fusilando a diestra y siniestra, como lo hizo también el general Santander en Colombia, no obstante sus remilgos legalistas. Desaparecido el general Páez, viene su relevo, José Tomás Monagas, quien gobierna de 1847 a 1851. y es tal su poder, que impone como sucesor a su hermano José Gregorio, de l.847 a l.855 . En este año regresa José Tomas , reasume el mando y procede a reformar la constitución de 1875 para hacerse reelegir antes de terminar su período presidencial. Viene luego un breve interregno y en 1870 Venezuela retoma el hilo autoritario cuando el general Antonio Guzmán Blanco asume el gobierno , que es llamado el septemio (1870-1877) y luego repite por el término de un quinquenio (1883-1888), al arrimo de una constitución flexible , ajustándola a su conveniencia . Y en la misma forma que Monagas, tiene su delfín, Francisco Linares Alcántara, quien le hace la segunda entre 1879 y 1883 . Por cierto Guzmán Blanco fue el creador del bolívar como moneda nacional. Se salda así el siglo XIX y luego viene con todo Juan Vicente Gómez, quien alcanza un nivel parecido al de Luis XIV, cuando dijo, el estado soy yo. El inicia su gobierno en 1908 cuando aquí estábamos en la república conservadora y va a permanecer hasta 1935, es decir 27 años en que manejó a Venezuela como una hacienda propia . Pero sirvió a su vez para que apareciera la generación del 28. que vino a ponerle piso a la democracia, no sin antes haber recaído en la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, coetáneo de nuestro general Rojas Pinilla, entre 1953 y 1958.
En ese momento los venezolanos dijeron no más, e inauguraron una serie de gobiernos democráticos que dió cabida a Rómulo Betancourt , el fundador de Acción Democrática, Raúl Leoni, el externadista, Rafael Caldera, fundador de Copei, Luis Herrera Campin , Lusinchi, el célebre presidente que se enamoró de una colombiana y realizó un show parecido al de Sarkosy con la Bruni , Carlos Andrés Pérez, también externadista, y Ramón J. Velásquez. Pero cuando Caldera cerraba éste ciclo democrático, vino la vuelta al pasado autoritario, encarnado ya no en un general, sino en un coronel llanero como Páez, el fundador de la dinastía, porque no fue Bolívar, como lo sostiene Chávez y lo reafirma Mariano Grandona, sino José Antonio Páez .
Pero traigamos de nuevo a Vallenilla Lanz, en su alegato a favor del caudillo llanero en su libro Cesarismo Democrático (Monte Avila, 1990, pags 165-192), para tratar de demostrar que el verdadero representante del pueblo venezolano era el general Páez y no Bolívar, pues mientras éste era mirado como “ el superviviente de la alta clase social que por siglos había ejercido la tiranía doméstica, activa y dominante; el más alto representante de la “minoría audaz”, Páez era el jefe nato de los venezolanos, el hijo legítimo de nuestra democracia igualitaria”.
El poder de Páez venía de la pura entraña del pueblo y no porque la constitución, las leyes o Bolívar lo dijese, “todos ellos, godos y liberales, imbuidos en un radicalismo tan exótico como intransigente, solicitaban el remedio de nuestros males profundos en la libertad del sufragio, en la libertad de prensa, sobre todo, en la alternabilidad del jefe supremo, sin pensar que el poder ejercido entonces por el general Páez en la república, así como el de los caudillos regionales, era intransmisible porque era personalísimo; no emanaba de ninguna doctrina política ni de ningún precepto constitucional, porque sus raíces se hundían en los más profundos instintos políticos de nuestras mayorías populares y sobre todo de las masas llaneras cuya preponderancia se había forjado en el candente crisol de la revolución”.
Pero a su vez, don Fernando de Peñalver quien conocía muy bien el almendrón, recomendaba “que este general Páez debe ser tratado con mucha lenidad por ti y por el gobierno, pues si se quiere emplear e él el rigor de las leyes y no la política, pueden muy bien resultar las más funestas consecuencias. Tu conoces más que nadie los elementos de que se compone nuestro país, cuyos combustibles, inflamados por una persona como el general Páez, harían los más horribles estragos”.
Lo que nos lleva a concluir que el fenómeno Chávez no se presenta por generación espontánea, sino que obedece a una constante histórica y que el aliento de Hugo Chávez no viene precisamente del Libertador, a quien irrespeta y afrenta . sino del general José Antonio Páez . Él es fruto del “paezismo” y no del “bolivarianismo ”.
viernes, 25 de enero de 2008
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1 comentario:
Unas de las cosas que más me llama la atención es que este mismo modelo se puede encontrar en muchos países de América Latina. La discusión pertinente seria en cómo salir de este ciclo o como manipularlo para hacerlo funcionar para el desarrollo de las naciones?
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